Guadalajara, Jalisco.
A lo largo de milenios, los humanos han realizado modificaciones intencionadas de su anatomía, y entre las más fascinantes se encuentran sin duda las transformaciones craneales.
Varias civilizaciones antiguas de todo el mundo han practicado esta forma de alteración, y un ejemplo notable es el grupo indígena Hirota de la isla japonesa de Tanegashima, que hace 1.800 años y durante 400 moldeó deliberadamente los cráneos de sus bebés.
Una reciente investigación publicada en PLOS ONE, realizada por antropólogos y arqueólogos de la Universidad de Kyushu y la Universidad de Montana, ha arrojado luz sobre esta práctica, demostrando que no fue un accidente ni una rareza genética.
Deformación craneal artificial
Aunque las razones de esta modificación craneal siguen siendo un misterio, el estudio ha revelado detalles intrigantes. Los investigadores examinaron de cerca cráneos excavados entre 1957 y 1959, y posteriormente entre 2005 y 2006, mediante análisis 2D y escaneados 3D, y compararon sus formas y contornos con restos de la misma época.
Llegaron a la conclusión de que los cráneos habían sido contorsionados deliberadamente mediante un proceso conocido como deformación craneal artificial o modificación craneal cultural, que suele consistir en envolver o presionar el cráneo de un bebé para cambiar su forma poco después del nacimiento.
Rasgos como el aplanamiento en la parte posterior del cráneo y los cambios en los huesos occipitales, así como las depresiones en las suturas sagital y lambdoidal, sugirieron a los investigadores que hubo una modificación craneal intencionada.
«Nuestros resultados revelaron una morfología craneal distinta y una variabilidad estadística significativa entre los individuos de Hirota con las muestras Jomon de la isla de Kyushu y Yayoi de Doigahama», explica la antropóloga Noriko Seguchi, de la Universidad de Kyushu (Japón).
«La presencia de una parte posterior del cráneo aplanada, caracterizada por cambios en el hueso occipital, junto con depresiones en partes del cráneo que conectan los huesos entre sí, concretamente las suturas sagital y lambdoidal, sugerían fuertemente una modificación craneal intencionada», agregó.
Sin diferencias significativas entre sexos
Un aspecto sorprendente es que no se encontraron diferencias significativas en la modificación craneal entre géneros, lo que indica que tanto hombres como mujeres practicaban esta modificación.
En cuanto a los motivos de esta práctica, los investigadores siguen sin estar seguros, aunque ya se barajan algunas hipótesis.
«Es posible que los Hirota deformaran sus cráneos para preservar la identidad del grupo y, posiblemente, ayudar en el comercio de marisco a larga distancia», especula el equipo en su artículo.
También explican que históricamente se ha utilizado como símbolo de estatus social, pertenencia cultural, belleza, ideología, creencia y género.
Deformación craneal artificial en diferentes culturas
Esta forma de deformación craneal no es exclusiva de los Hirota, ya que se han encontrado pruebas de prácticas similares a lo largo de la historia en diversos grupos culturales, como los hunos, las mujeres europeas medievales, los mayas, las tribus nativas americanas y la antigua cultura Paracas de Perú, según resume Live Science.
Curiosamente, los cráneos alargados de la cultura Paracas han sido incorrectamente vinculados a teorías conspirativas extraterrestres.
En la actualidad, esta práctica persiste en lugares como Vanuatu, donde los cráneos se modifican para emular a una deidad, y en casos excepcionales en la República Democrática del Congo, donde algunas niñas se les alarga la cabeza al nacer como símbolo de estatus.
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