Uruguay.
Escuchar música para sanar. Según múltiples estudios, esta práctica disminuye la ansiedad, el estrés y estabiliza las constantes vitales. Hospital Tangó es un proyecto que busca llevar conciertos en pequeño formato a espacios sanitarios u hospitalarios.
“Ofrecerles a los pacientes unos 30 o 40 minutos de una actividad artística les da un escenario diferente de recuerdos y sentimientos que los saca de la preocupación”, dijo Gerardo Pérez, neurólogo y líder del proyecto “Hospital Tangó”.
Cuando meses atrás supo que sus riñones fallaban, Olga, una uruguaya activa de 85 años, sintió un futuro desolador, pero escuchar tango y milonga en vivo mientras recibe tratamiento cada semana le devuelve las ganas de vivir. Olga, como el resto de los pacientes, pasa tres veces por semana cuatro interminables horas conectada a un riñón artificial en el Centro Diaverum, donde se tratan personas de toda la ciudad y sus alrededores. El efecto que produce la música, dicen que perdura tras los 40 minutos de la presentación.
El Hospital Tangó está formado por bandoneonistas, cantantes y guitarristas, con batas sanitarias y cubrebocas, brindan su espectáculo en un espacio particular, muy diferente al que suelen estar acostumbrados. Pero adaptarse a este nuevo formato tiene una gran recompensa.
Hospital Tangó trata de consolidarse como una ONG inspirándose en experiencias similares como la española Músicos por la Salud, para hacer un trabajo más sistemático, ampliar su rango de acción y lograr llegar a todo Uruguay.
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