Honduras.

 

El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa que puede causar complicaciones graves, especialmente en niños menores de 5 años. Aunque existe una vacuna segura y eficaz, los brotes continúan ocurriendo en muchas regiones debido a la baja cobertura de inmunización.

“El esquema de vacunación está indicado la primera dosis para los niños de 12 meses y la segunda para los de 18 meses. Por lo tanto, un niño que esté bien protegido debe haber recibido las dos dosis de vacuna. ¿Por qué hablamos de qué pasa cuando un niño no está bien protegido? Si un niño llegara a tener contacto y no tiene su esquema completo de vacunación, es decir, las dos dosis y tuviera ese contacto con un caso real de sarampión, tiene mayor riesgo de convertirse en un caso secundario, es decir, de desarrollar la enfermedad. De ahí la indicación de que todos los niños deben tener las dos dosis de vacunas. Solamente hasta que tengan las dos dosis van a estar completamente protegidos y aquellos que no han recibido ni siquiera la primera dosis, pues van a ser aquellos que vamos a encontrar como casos secundarios de ese contacto inicial”, dijo Iviana Calderón, asesora de inmunizaciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

En los niños pequeños, el sarampión puede provocar neumonía, encefalitis, diarrea severa e incluso la muerte. Además, debilita el sistema inmunológico dejando al niño vulnerable a otras enfermedades. Por ello, la Organización Mundial de la Salud y los sistemas de salud de todo el mundo promueven campañas de vacunación y refuerzo.

“Fundamentalmente, porque dentro del esquema de vacunación nacional está establecido que los niños menores de 5 años tienen el derecho a acceder a la vacunación de manera gratuita y segura en todos los establecimientos de salud del país. Actualmente, existen diferentes brotes de sarampión en países cercanos, por ejemplo, hay casos en Belice que quedan muy cerca, hay casos en Costa Rica, en México y han incluso confirmado muertes a causa de esta enfermedad”, dijo.

La inmunización no solo protege al niño vacunado, sino que también contribuye a la inmunidad colectiva, reduciendo el riesgo de contagio para quienes no pueden vacunarse por razones médicas. Garantizar el acceso a la vacuna y sensibilizar a los padres sobre su importancia es un compromiso clave para salvar vidas y asegurar un futuro saludable para las nuevas generaciones.

Por: Andrea Torres / STVE.