Colombia.

En la paradisíaca Isla Fuerte, en el Caribe colombiano, un museo submarino esconde unas 25 figuras de arcilla hechas a mano, de un metro y medio de altura. Su estilo precolombino y su abundante cobertura de coral les dan una hora de naufragio milenario. Sin embargo, en realidad fueron puestas allí en 2018 por una empresaria hotelera, que creó la iniciativa MUSZIF, no solo como un atractivo para los turistas.

Cada pieza que sumergimos en el mar se convierte en un sustrato idóneo para que allí comience un proceso biológico para que crezcan corales sobre ella”, destacó Tatiana Orrego, creadora de la iniciativa MUSZIF.

Inspirada en las obras que el escultor británico Jason Taylor ha sumergido en las costas de México, Tatiana Orogo buscó artistas locales para crear un museo submarino que sirviera a la vez de hogar para el coral. Las esculturas son ahora albergue para los corales, afectados por malas prácticas de turismo y el cambio climático.

“Y nosotros los nativos teníamos una ignorancia de no valorar nuestro terreno. Nuestro terreno como terrestre, como acuático. Agarramos el coral y lo destruimos. ¿Por qué? Porque no teníamos esa conciencia”, dijo Orlis Navas, habitante de la Isla Fuerte.

Esta pareja de alfareros locales extraen a mano el barro con el que elaboran estas figuras en Ciénaga Grande de Momil, a unos 60 kilómetros de la Isla Fuerte. Imitan las creaciones del pueblo zenú que habitó el caribe colombiano antes de la conquista española.

“Esta técnica, mis abuelos, mis tatarabuelos, ellos también aprendieron a hacer estas vasijas. Como ellos también, los papás de ellos eran indígenas. Entonces, ellos también se dedicaban a esto”, relató Pedro Fuentes, alfarero local.

Las esculturas son luego enviadas para adornar el museo submarino, que recibe al año un poco más de dos mil visitantes curiosos de explorar las figuras de caciques y deidades precolombinas bajo el mar.