Colombia.
A solo unas calles del Chorro de Quevedo, en el barrio de La Candelaria se ve una plaza de mercado tradicional que guarda detrás de su fachada historias de costumbres e innovación. Ella es la Plaza de la Concordia.
Está construida desde 1935: es una de las plazas más viejas. Fundada y mantenida por sus comerciantes la Concordia comenzó como una plaza distrital de mercado usual en Bogotá, con una estética poco atractiva pero muy propia de estos lugares. Ha sido y es hogar de arduos trabajadores desde hace generaciones y que hoy desempeñan distintos roles en una plaza de mercado que se distingue entre las otras por sus variados productos y servicios.
“Ha sido un proceso de paciencia, de amor, de fe, sobre todo de las ganas de uno hacer las cosas”, contó una de las trabajadoras.
En 2016 para poder mostrar el potencial de este mercado, tanto en lo turístico como en el abastecimiento diferencial, la Alcaldía y el IPES buscaron hacer una renovación del lugar. La arquitectura se mantuvo muchas cosas de la plaza antigua, pero se modernizó bastante el piso. Asimismo, se adoptó el concepto de la Galería de Arte Santa Fe, que se encuentra en el subterráneo de esta plaza. Se hace el análisis y en esa administración se decide que ese podría ser un buen lugar para tener la Galería Santa Fe.
Todos los beneficios que trajo la renovación no dejan de lado el proceso largo y complicado que fue para las personas que trabajan en ella. “Fue un proceso bastante difícil para nosotros porque iban a convertir esto en un centro comercial. Nos tocó luchar y pelear por nuestra plaza y nos unimos todos como comerciantes y logramos ese proceso con la Alcaldía, con el IPES. Estuvimos una temporada como cuatro años y pico, casi cinco años afuera. Y claro que en contenedores estábamos, eso sí, resguardados. Pero no es igual que estar en la plaza normal trabajando”, destacaron trabajadores del mercado. Además de la cantidad de clientes nuevos que trajo la remodelación, los comerciantes tuvieron más beneficios.
“Nos enseñaron a formarnos, organizarnos, porque si ustedes se dan cuenta, las plazas de mercado estaban un poco abandonadas, un poco sucias, desorganizadas. Ellos nos capacitaron, nos dieron formaciones, nos enseñaron a legalizar nuestros negocios, trajeron gente de la Cámara de Comercio, de la DIAN, nos enseñaron a cómo trabajar y a formar y crecer nuestros negocios”, relató una comerciante.
“Nosotros investigamos anticipadamente en internet, pero queríamos hacer un tour con alguien que nos llevará por la ciudad, ya sabes educarnos un poco, que nos contara sobre el lugar, así que conseguimos un guía y nos trajo”, acentuó un turista.
“Para nosotros es muy importante porque aquí viene mucha gente de todo el mundo a ver los productos, a ver nuestra gastronomía, nuestras artesanías. Entonces es muy importante”, dijo un comerciante.
La plaza de mercado mantiene su gran connotación cultural y su locación estratégica la convierte en un punto de acopio y de encuentro de turismo como parte del patrimonio cultural distrital y nacional del lugar.
Por: Directo Bogotá.
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