México
La Reserva de la Biosfera Sierra de Manantlán trabaja en un programa continuo para la protección de los colibríes, principalmente especies migratorias que llegan al Área Natural Protegida de lugares tan remotos como Alaska.
Manantlán, que ocupa el lugar 55 del programa AICAS de BirdLife International como un Área de Importancia para la Conservación de las Aves, alberga 24 especies de colibríes, las mismas que habitan en el todo el occidente de México.
El director de la Reserva, el biólogo Fernando Ramón Gavito Pérez, explicó que el proyecto para la conservación de los colibríes surge como una necesidad de mantener las condiciones ideales dentro de Manantlán para proteger a las especies que llegan durante invierno, al notar la reducción de ejemplares que normalmente hacían de estos bosques su hábitat de diciembre a marzo.
“Surge como una necesidad de mantener espacios ideales para proteger principalmente a especies migratorias que llegan a la reserva durante el invierno, durante los meses de diciembre, enero, febrero, y que a veces se quedan hasta marzo. Investigadores de la Universidad de Guadalajara habían notado la disminución de algunas especies. Los estudios que se han hecho sobre todo por la doctora Sarahy Contreras, fueron identificando que se está perdiendo el hábitat”.
Las investigaciones realizadas en Manantlán demuestran que los colibríes están relacionados directamente con la dinámica del fuego dentro de los ecosistemas, por las plantas pioneras que surge después de un incendio, en el caso de Manantlán, la salvia mexicana de floración roja, uno de los principales alimentos de las chuparrosas. Por tanto, su protección está relacionada estrechamente con el Programa de Manejo del Fuego.
“Los colibríes están directamente relacionados con los incendios forestales (…) Cuando hay un incendio y todo está quemado, las primeras plantas (que crecen) son las salvias de color rojo, y hemos identificado que son las plantas que los colibríes, sobre todo el Selasphorus rufus, se alimentan de ellas, por eso es que surge este proyecto con la finalidad de tener mayor cantidad de hábitats para mantener las poblaciones de colibríes migratorios en buena cantidad dentro del área natural protegida”, puntualizó el biólogo.
El proyecto que surge a raíz de las investigaciones de la doctora Sarahy Contreras, está enfocado a preservar principalmente al Selasphorus rufus, conocido como colibrí rufo o zumbador canelo, que llega desde Alaska. Este pequeño mide unos 8 cm de largo y pesa alrededor de 3.5 gramos, sin embargo, realiza una de las migraciones más sorprendentes entre sus áreas de invernada en México y el área de cría en el sur de Alaska.
Este es un programa conjunto entre la dirección de la Reserva de Manantlán, el Centro Universitario de la Costa Sur de la Universidad de Guadalajara, la Junta Intermunicipal de Medio Ambiente del Río Ayuquila, (Jira) y el ejido Ahuacapán, con el apoyo financiero del Acta Neotropical de los Estados Unidos a través de la Western hummingbird partnership.
Gladiola Madera.
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