Japón.
Las hormigas, que comprenden más de 14 mil especies, son importantes para los ecosistemas porque desempeñan funciones vitales, desde la dispersión de nutrientes hasta la búsqueda de carroña. Ahora, un equipo científico ha desarrollado un mapa de alta resolución que estima y visualiza su diversidad global.
El proyecto, que ha durado una década, combina conocimientos existentes con técnicas de aprendizaje automático y, según sus responsables, ofrece pistas sobre dónde encontrar nuevas especies aún no descubiertas. Los detalles del mapa y el conjunto de datos se publican en Science Advances.
Los investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa, Japón, en colaboración con múltiples institutos de todo el mundo están detrás de este atlas.
«Este estudio ayuda a añadir a las hormigas, y a los invertebrados terrestres en general, al debate sobre la conservación de la biodiversidad», dijo el profesor Evan Economo, que dirige la Unidad de Biodiversidad y Biocomplejidad en el citado centro.
«Necesitamos conocer las localizaciones de los centros de alta diversidad de invertebrados para conocer las zonas que pueden ser objeto de futuras investigaciones y de protección del medioambiente».
Para el trabajo, los científicos utilizaron datos, entre otros, de 10 mil publicaciones científicas y de colecciones de museos, además del aprendizaje automático, según un comunicado del centro de Okinawa.
El mapa, dividido en cuadrados de 20 kilómetros por 20 kilómetros, muestra una estimación del número de especies de hormigas por cada cuadrado (llamada riqueza de especies).
Los centros de riqueza de especies incluyen, entre otros, ubicaciones en el Caribe, los Andes tropicales, el Bosque Atlántico en Brasil, el Mediterráneo, varias regiones de África, Madagascar, el noreste de India y la costa de Australia.
En Estados Unidos, estos centros de riqueza de especies se encuentran en Florida, el sur de California y el sureste de Arizona, señala una nota de la Universidad de Michigan, que también participa en el estudio.
El mapa recoge, además, el número de especies con rangos de distribución muy pequeños por cuadrado (llamado rareza de especies).
En general, las especies de estas áreas son especialmente vulnerables a los cambios ambientales.
Okinawa, por ejemplo, fue identificada como un centro de rareza, ya que muchas especies endémicas de estas islas tienen áreas de distribución muy pequeñas, unas mil veces menores que las especies repartidas por Norteamérica y Europa.
Los investigadores tuvieron que superar también el sesgo del muestreo. Jamie Kass, otro de los autores, explica que algunas zonas del mundo que esperaban que fueran centros de diversidad no aparecían en el mapa, y es que las hormigas de estas regiones no estaban bien estudiadas.
Sin embargo, otras zonas estaban extremadamente bien muestreadas, por ejemplo partes de EE.UU. y Europa, una diferencia que en el muestreo puede afectar a las estimaciones de la diversidad global.
Para evitarlo, el equipo científico utilizó el aprendizaje automático para predecir cómo cambiaría su diversidad si se muestrearan todas las zonas del mundo por igual y, al hacerlo, identificaron zonas en las que estiman que existen muchas especies desconocidas y no recogidas.
«Esto nos da una especie de ‘mapa del tesoro’, que puede guiarnos hacia dónde debemos explorar a continuación y buscar nuevas especies con áreas de distribución restringidas», agrega Ecomomo.
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