Iberoamérica.
Es la ‘cara B’ más oscura del desarrollo actual: los minerales, combustibles y materiales de construcción que lo sustentan se extraen en las zonas más ricas en biodiversidad del planeta y hoy conocemos que hay 4.642 especies de vertebrados, sobre todo peces y aves, en estado crítico debido a ello.
La revista científica Current Biology recoge este viernes una de las evaluaciones mundiales más completas de la amenaza que supone para la biodiversidad la creciente actividad extractiva, que en 2022 ingresó 943.000 millones de dólares, subrayan los autores de este estudio, liderado por las universidades británicas de Cambridge y Sheffield.
Las especies de agua dulce, las más amenazas
Los investigadores han cartografiado dónde están las especies de vertebrados que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha catalogado como «vulnerables, en peligro o en peligro crítico» y el resultado ha ofrecido una respuesta inequívoca: en áreas donde extraen combustibles fósiles, minerales o materiales de construcción.
Entre todas las especies de vertebrados, aquellos que dependen del agua dulce -el recurso más usado y manipulado en la extracción- son las que más peligro corren, especialmente los peces: 2.053 especies están seriamente amenazadas porque estas actividades están acabando con su hábitat.
«La contaminación del agua puede abarcar cientos de miles de kilómetros cuadrados de ríos y llanuras aluviales, y la extracción de arena como material de construcción altera los patrones de flujo en ríos y humedales, haciendo por ejemplo que algunas aves sean más accesibles a sus depredadores», señala a EFE uno de los autores David Edwards, investigador de Cambridge.
A los peces, siguen en riesgo de amenaza los reptiles, anfibios, aves y mamíferos.
Por regiones, los trópicos, los Andes, las costas de África occidental y central y el sudeste asiático aglutinan el mayor número de especies de vertebrados en peligro por estas actividades.
Litio, cobalto y cemento, en el punto de mira
Al cartografiar la ubicación de las especies amenazadas, los científicos han constatando qué tipos de minería son los más dañinos y ver dónde están los riesgos más elevados.
El mayor peligro para las especies procede de la extracción de materiales fundamentales para la (necesaria) transición energética, como el litio y el cobalto, componentes esenciales de los paneles solares, las turbinas eólicas y los coches eléctricos, subrayan los autores.
La extracción de piedra caliza, usada en grandes cantidades para fabricar cemento como material de construcción, también amenaza a un gran número de especies en todo el mundo.
Los autores citan como ejemplo la cantidad de especies de reptiles, como los lagartos geckco cuyo hábitat se restringe a las piedras calizas, que están al borde de la extinción en países como Malasia, donde solo existe una cordillera con estas características que las previsiones de actividad minera destruirán por completo para obtener cemento.
Destrucción más allá del lugar de extracción
La amenaza para las especies no se limita al lugar exacto donde se lleva a cabo una perforación de gas o petróleo o una mina, ya que estas actividades alteran una superficie mucho más extensa para construir nuevas carreteras o infraestructuras para transportar lo extraido.
“Las especies que viven a grandes distancias de una mina o de un pozo de gas o petróleo también pueden verse afectadas, por ejemplo, por la contaminación de los cursos de agua o la deforestación para construir sus accesos”, advierte Edwards.
Los investigadores apelan a gobiernos y empresas a algo tan esencial como sencillo de hacer: vigilar y reducir la contaminación provocada por las actividades extractivas.
Los autores subrayan que esta biodiversidad en peligro es la que garantiza las reservas mundiales de carbono, que contribuyen a mitigar el cambio climático.
El presente estudio se ha centrado únicamente en las especies vertebradas, pero los autores no dudan de que estas actividades «también suponen un riesgo importante para las especies de plantas e invertebrados».
El pasado mes de abril, otro estudio publicado en Science Advances alertó de que el crecimiento de las explotaciones de minería de tierras raras en África (bauxita, níquel, litio o cobalto) amenza a más 180.000 gorilas, bonobos y chimpancés que habitan en esas zonas.
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