Ciudad de Panamá.
Panamá, con el «gran tesoro» de tener costas en ambos mares, enfrenta el desafío de preservar sus manglares a la misma vez que lograr un beneficio de los servicios ambientales y económicos de este ecosistema, sin degradarlo, dijo este viernes a EFE el experto panameño Osvaldo Jordán.
Jordán, especialista en política ambiental y derechos humanos, se refirió al tema antes de pronunciar una conferencia en conmemoración este viernes del Día Internacional por la Defensa del Ecosistema de Manglares, en la sede de la Cancillería panameña.
Director ejecutivo entre 2018-2022 del Centro Regional Ramsar para el Hemisferio Occidental (CREHO), con sede en Panamá, Jordán apunta que Panamá tiene dos retos principales en esta materia: «Uno es restaurar las áreas de manglar que han sido degradadas, por ejemplo esas que han sido afectadas por la acuicultura o por algunos desarrollos inmobiliarios».
A la par de este desafío, añade, figura el otro de «cómo lograr desarrollar infraestructura logística clave sin causar un perjuicio grave sobre los manglares, sobre todo no alterar sus características ecológicas».
Panamá tiene aproximadamente 170.000 hectáreas de manglares en sus dos costas, pero con un porcentaje mayor en las del Pacífico por las condiciones geomorfológicas y geológicas del país, han señalado especialistas en humedales costeros.
Con una variedad de doce especies diferentes de mangle en sus costas del Atlántico y el Pacífico de un total de más de 60 conocidas en el continente americano, Panamá es considerado como el país con más extensión de manglares en Centroamérica.
Servicios ambientales de los manglares
Los servicios ambientales de los humedales y manglares son fundamentales en particular en todo lo que tiene que ver con la protección de la línea costera y en controlar la contaminación.
En el caso de Panamá, un país con un desarrollo más cargado hacia las costas, los manglares ayudan a controlar la expansión de esa «huella ecológica».
Jordán indicó al respecto que «los manglares son en gran medida como un escudo que evitan las inundaciones y que tenemos que protegerlos».
En este sentido, en su conferencia resaltó que «al entender que ecosistemas como los manglares ofrecen servicios ambientales para el bienestar de toda la sociedad se abren inmediatamente nuevas posibilidades que los países han ido aprovechando progresivamente».
«Estos no se limitan a asuntos que ya hemos mencionado como la extracción de cáscaras para tintes, varas y carbón vegetal, pesquerías y conservación de la biodiversidad, sino que también revitalizan aspectos de la ecología urbana», observó.
Destacó que en Las Américas «existen casos excepcionales de integración entre humedales y ciudades incluyendo las ciudades de Valdivia en Chile, Lima en Perú, Guayaquil en Ecuador y Barranquilla en Colombia, estas dos últimas en donde los manglares tienen un papel protagónico».
Igualmente, añadió, «los manglares tienen un papel fundamental en ayudar a los asentamientos y ciudades costeras a adaptarse a los impactos del cambio climático».
Aún así, y a pesar de que ha habido experiencias exitosas en restauración de manglares, las cuales, dijo, han sido por iniciativa de organizaciones, en el país no está funcionando la política nacional de humedales que implementó el Gobierno panameño en 2018.
«Hay que volver a ese documento y empezar a implementarla, por ejemplo, el inventario nacional de humedales, si tú no sabes lo que tienes, no lo puedes cuidar, ¿no? Eso es algo importantísimo y el inventario está incompleto y está desactualizado», remarcó a EFE Jordán. EFE
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