Miami, EE. UU.

El sonido de los besos de una familia, una interpretación al piano de Chopin mientras se derrama cera líquida caliente sobre el teclado o el paisaje sonoro de Times Square, en Nueva York, son algunas de las obras de una exposición multisensorial de arte sonoro latinoamericano en Miami.

La muestra «Más allá de los sonidos del silencio: artistas latinoamericanos que conectan arte, sonido y sociedad» reúne 40 trabajos de una veintena de artistas de esta región en el Lowe Art Museum de la Universidad de Miami (UM), donde «el sonido es el elemento primordial: oír, sentir, percibir», dice Andriana Herrera, curadora de la exposición.

Expandir la forma de relacionarnos con la realidad

Se trata, en palabras de Herrera, de la primera propuesta expositiva multisensorial de «arte sonoro» latinoamericano que se realiza en la costa este estadounidense, una exhibición que explora y expande «nuestra forma de relacionarnos con la realidad y escuchar», de «abrir más nuestros sentidos a las cosas pequeñas, lugares o el lenguaje de los animales».

Una exhibición, dice, que incita al visitante a ahondar en un «paisaje lleno de fragmentos sonoros de la realidad» mientras presencia video-performances, proyecciones de hologramas, voces de mujer hablando en aymara o escucha botellas silbadoras (instrumento originario de Ecuador).

Esta apuesta artística hibrida tecnología, prácticas poéticas, arte, formas de memoria y percepción en tres partes conceptuales diferenciadas: instrumentos sonoros, presencia de legados indígenas y africanos (objetos o sonidos grabados que conectan con rituales ancestrales) y arte sonoro.

Así, el mexicano Manuel Rocha Iturbide presenta dibujos como si fueran partituras que tienen el potencial de ser interpretadas de forma musical, si se codifican los diferentes trazos. O piezas desmontadas de un viejo piano «que lo acompañó durante su vida y es hoy un homenaje» a este instrumento, acota Herrera, del Colectivo Curatorial Aluna.

Un piano sordo

Tatiana Blass (Brasil, 1979) ofrece una performance, video e instalación titulada «Piano sordo», una serie de obras sobre la relación entre el sonido y el silencio que combina la actuación en vivo, un piano de cola y cera líquida.

Un pianista toca piezas de los «Nocturnos» de Chopin y, mientras realiza su interpretación, varios hombres derraman cera líquida caliente y vaselina en el interior del piano hasta que este se desafina y su sonido se va ensordeciendo.

La muestra incluye artistas de 10 países (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, México, Perú, Uruguay y Venezuela) y profundiza en «la relación entre formas y lenguajes en los instrumentos musicales», entre estos la voz humana, y «tradiciones indígenas y arte contemporáneo».

La colombiana Alba Triana explora mediante 19 esferas suspendidas en campos electromagnéticos la conexión entre nuestro entorno físico tangible y las fuerzas imperceptibles que gobiernan el mundo natural.

Cecilia Paredes, de Perú, recrea, por su parte, una trompeta de bronce del mundo andino prehispánico que emite una nota como al de un lamento en recuerdo de «los derechos básicos de los pueblos andinos que han sido silenciados».

Y el uruguayo Richard Garet, inspirado por el compositor, artista y filósofo estadounidense John Cage, presenta «Sonochrome», una instalación multimedia con proyección de imagen en movimiento y lienzos con altavoces y reproductor multimedia.

Nos hemos olvidado de escuchar

La propuesta más llamativa de Garet en esta exposición es la obra «Perceptual: Sonic Landscape/Midnight Blink», que recoge los sonidos del perímetro de Times Square para hacer un paisaje sonoro y desarrollar una imagen en movimiento.

Esta expresión sonora tiene su origen en las vibraciones de las vallas publicitarias electrónicas de Times Square que entre el 1 y el 30 de junio de 2015, todas las noches, recogió el artista uruguayo como parte del programa Midnight Moment.

Para Herrera, cofundadora de Aluna Art Foundation junto con Willy Castellano, una de las enseñanzas útiles de esta exposición es «la necesidad» de que se aprendan «otros modos de escuchar» el mundo y así «expandir y abrir» más los sentidos a la cosas que nos rodean.

«Estamos en el mundo, pero no oímos. Los sonidos del mundo cuentan historias y no estamos acostumbrados a escucharlos», como los besos de familia recogidos en esta exhibición que permanecerá abierta al público en el museo Lowe, en Coral Gables, hasta el próximo 2 de octubre.