Panamá.

Manuel Jaén se dedica al oficio de la talabartería, un arte ancestral que consiste en confeccionar artículos en cuero, especialmente sillas de montar para caballos. Su taller es un punto de encuentro para jinetes y agricultores que buscan modelos personalizados y de calidad, ya sea para el lazo, el coleo o el trabajo en el campo.

“Cada persona trae su modelo, aunque yo también he creado mi propio estilo”, explica Jaén, mientras muestra distintos tipos de fustes —la estructura interna de la silla— adaptados a las necesidades de cada caballo.

Entre ellos, destaca el fuste especial para sillas de coleo, el fuste 16 para caballos cuarto de milla, otro para caballos media sangre y el fuste 15 para caballos criollos, ideales para labores rurales como cargar maíz o arroz.

El talabartero enfatiza que el primer paso al mandar a hacer una silla es informar qué tipo de caballo se tiene, pues de eso depende el tamaño y diseño del fuste. Una silla bien confeccionada puede tardar entre dos y tres días de trabajo continuo, y está pensada para acompañar al jinete incluso en la etapa final de su vida útil, cuando ha perdido color, pero sigue siendo resistente para la faena.

Para quienes quieran adentrarse en este oficio, Jaén comparte su filosofía: “Hay que tener amor al trabajo, dedicación y paciencia. Esto es como sembrar una planta, los frutos llegan con el tiempo. Y el verdadero fruto es sentirte satisfecho de entregar un producto bien hecho, más allá de que el cliente se vaya contento”.

Por: SERTV.