Conoce cómo se produce vino en el desierto de Atacama en Chile

Chile.

Un oasis en medio del desierto para los viñedos más altos de Chile. A casi tres mil metros de altura en el desierto de Atacama, el más árido del mundo, las uvas crecen gracias al paso de un arroyo del deshielo de los Andes.

“La producción es buena, pero hay que dedicarse. Yo riego acá de noche, no riego de día, por la mañana y 11 de la noche. Todo eso que estoy produciendo cada año más porque riego. Pero hay que preocuparse porque acá es cosa seria el calor; el clima, se hace viento, se pierde la producción, esto depende si también llegan las heladas temprano”, dijo el dueño del viñedo Bosque Viejo.

Espíndola es uno de los 18 cooperativistas de la bodega Ayllu, creada en 2017 y compuesta en su mayoría por integrantes de pueblos originarios de Atacama que antes trabajaban individualmente. Los agricultores cosechan en condiciones extremas, con temperaturas bajo cero en la noche y radiación desorbitada en el día.

“Al ser cultivada en una tierra con mucha altura, con presión atmosférica diferente y con un cambio de temperatura tan drástico en el día a la noche. Se generan cambios en la piel de la uva, por ejemplo, es más gruesa para poder enfrentar los cambios drásticos de temperatura. Eso genera que en la piel de la uva se hagan moléculas de taninos, que los taninos hacen que se genere un cierto amargor en el vino”, Carolina Vicencio, analista química de la cooperativa Ayllu.

En 2021, Ayllu recibió 16 mil kilos de uvas y produjo unas 12 mil botellas. En 2022 fueron más de 20.000 kilos y proyectan una producción de hasta 15 mil 500 botellas.

“No queremos perder esa ciencia de ese sabor a salar, de ese sabor a desierto, de ese sabor a roca volcánica y también los sabores de la uva, los cuales sean distintivos y cuando el consumidor pruebe a Ayllu  pruebe a la etiqueta negra blanca, que son parte del portafolio digan  «Wow, estoy probando el desierto de Atacama”», dijo Fabián Muñoz, enólogo en la cooperativa Ayllu.

El volumen de la cooperativa supone menos del 1% de la producción nacional de Chile entre los diez mayores productores y exportadores de vino en el mundo. Pero los agricultores se enorgullecen de los sabores únicos que consiguen.