Caen, Francia.
Durante un evento, detalles de lo que has visto, olido o sentido no se guardan como un solo recuerdo. Más bien, se codifican y almacenan por separado en tu cerebro. Para recuperarlo, esos fragmentos deben volver a unirse. Cuando eso no sucede de la manera correcta o los detalles se distorsionan, puede llevar a la creación de falsos recuerdos. Un estudio publicado en la revista iScience ha descubierto que las sepias común también puede crear recuerdos que no son verdaderos, lo cual «es distinto que cometer errores de memoria», expresa Christelle Jozet-Alves de la Universidad de Caen en Normandía (Francia).
Los resultados sugieren que las sepias no codifican los eventos como películas, sino que reconstruyen mentalmente el evento asociando diferentes características que estaban presentes durante el evento original.
Se ha reconocido que las sepias son los únicos invertebrados que poseen una memoria similar a la episódica. Pueden recordar y rememorar lo que les sucedió en el pasado, sin embargo, no se conocían los mecanismos subyacentes involucrados en su capacidad para evocar eventos anteriores.
Para averiguarlo, Jozet-Alves y su equipo indujeron recuerdos no verdaderos en las sepias. Razonaron que, si estos cefalópodo dependen de un proceso reconstructivo para sus recuerdos episódicos, entonces deberían ser susceptibles a formar falsos recuerdos.
Recordar su comida favorita
Para fomentar falsos recuerdos, los investigadores expusieron a las sepias a eventos sucesivos que compartían muchas características comunes. Querían ver si podían hacer que los animales recordaran haber visto su comida favorita (camarones) en un tubo en particular, incluso cuando no lo habían hecho.
Primero, expusieron a las sepias diferentes tubos: uno con camarones, uno con un cangrejo y uno vacío. Cada uno tenía un patrón visual específico.
Luego, mostraron dos de los tres recipientes previamente encontrados: el tubo de camarones y el tubo vacío, pero esta vez el contenido no era visible. Intentaron engañar a los animales con los patrones visuales y los olores, creando características superpuestas.
La pregunta era si las sepias recordarían falsamente que había camarones en un tubo que de hecho estaba vacío porque lo vieron una segunda vez en presencia del recipiente de camarones.
Para probarlo, dejaron que las sepias eligieran entre el tubo vacío y el de cangrejo con el contenido no visible. Sus elecciones sugirieron que la información engañosa en esos hechos pasados había alterado sus recuerdos.
En lugar de elegir un tubo que contenía su comida menos preferida (cangrejo), las sepias más a menudo de lo esperado eligieron un tubo vacío, lo que sugiere que recordaban que ese recipiente contenía camarones.
Más sensibilidad visual
Aunque se necesita más estudio, los hallazgos señalan que las sepias pueden formar falsos recuerdos para información visual pero no para olores.
«En nuestro experimento, las sepias eran más sensibles a la formación de falsos recuerdos cuando los dos acontecimientos sucesivos solo comparten características visuales. La adición de un olor a gamba disminuyó esta sensibilidad a la formación de falsos recuerdos», declara Jozet-Alves.
La autora comenta que, «mientras los humanos pueden crearlos a partir de diferentes modalidades sensoriales, estos animales marinos no han demostrado tal capacidad».
Según los investigadores, esta estrategia podría reducir el costo de la memoria. Si las sepias pueden almacenar bloques más pequeños de recuerdos y luego reconstruirlos, podría optimizar la memoria al tiempo que les permite imaginar diferentes combinaciones de características en el futuro.
Jozet-Alves añade que esto puede ayudar a «imaginar una amplia gama de soluciones cuando se enfrenta a un problema en un entorno desafiante». Sin embargo, también notaron una cantidad inesperada de variación entre individuos.
«Lo que fue sorprendente fue que la susceptibilidad a formar falsos recuerdos parece diferente entre individuos«, declara el investigador. «Algunos parecían no verse afectados cuando se exponían a un evento engañoso, mientras que otros sí formaban falsos recuerdos».
En estudios futuros, expresan, será importante «entender mejor por qué todos los individuos no son tan sensibles a la formación de falsos recuerdos y si esto podría cambiar dentro de un individuo dependiendo de su edad, su nivel de atención a la tarea o incluso su estado emocional».
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