Francia.

La abadía de Mont Saint-Michel, uno de los lugares más famosos del mundo, cumple mil años tras haber superado importantes problemas ambientales y mientras se esfuerza por revertir el turismo masivo que pasa allí tan solo unas pocas horas.

Aupada sobre un islote rocoso a pocos centenares de metros de la costa de Normandía en una bahía donde las mareas bajas permiten el acceso a pie, la abadía comenzó a construirse en 1023 y se convirtió en un importante lugar de peregrinación religiosa. Sin embargo, el turismo masivo y la excesiva comercialización son una amenaza para la esencia del lugar.

Masificación del turismo

En 2022, este peñón de apenas siete hectáreas fue el séptimo lugar más visitado de Francia, con 2,9 millones de turistas y el primero fuera de la región París. Y así Jean-François Le Grand ex senador y presidente del Departamento de La Mancha, subrayó que parte de este turismo se conforma con la visita al pueblo.

“Hay un problema también porque la mitad de los visitantes no suben a la abadía, se quedan en el pueblo a pesar de que el corazón de Mont Saint-Michel es el monasterio que existe desde 1023. Había una masificación del turismo, por lo que hacía falta encontrar un sistema de regulación”, acentuó Jean-François Le Grand, quien coordinó el proyecto desde su puesto de presidente del Departamento de La Mancha y senador regional.

Parte de la solución para un turismo de mejor calidad, fue retirar el aparcamiento para visitas del islote y crear un sistema de autobuses lanzadera, algo que ofrece también una respuesta al problema de la peligrosa acumulación de arena en las rocas. “Ha sido algo beneficioso”, añadió Le Grand, aunque lamentó que prácticamente todos los habitantes oficiales del diminuto municipio, unas pocas decenas, viven del comercio y la restauración.

Exposiciones, conferencias, seminarios y espectáculos artísticos van a marcar durante todo el verano el milenario que también contará este lunes con una visita del presidente frances Emmanuel Macron.