Chile.

Carolina Alvarado Aspillaga es vitivinicultora, ingeniera agrónoma de profesión, cooperativista y actualmente estudiante de doctorado en ciencias sociales latinoamericanas. Se encuentra en el Valle Marga-Marga, un espacio donde se producen vinos naturales estrechamente vinculados con el entorno, usando el vino como una herramienta para cuidar el bosque nativo. En este valle, se realiza un trabajo cooperativo con cuatro familias de la cooperativa Marga-Marga y mantienen, además, relaciones abiertas con otras comunidades dedicadas a la producción agroecológica, como hortalizas, frutos secos y miel.

Esta interacción fomenta una relación estrecha entre los pequeños productores del valle. Una característica clave del vino natural que se produce es que solo se acompañan los procesos de fermentación en la bodega. Se trata de procesos muy vivos donde la uva, cultivada sin químicos en el campo, fermenta de manera natural en la bodega.

El trabajo comienza con la llegada de la uva fresca, que se despalilla de manera colectiva. Este es el único impulso humano en la producción del vino natural, ya que la fermentación espontánea ocurre sola después de este paso. La uva despalillada se deja en un lagar para fermentar durante 10 a 20 días.

Para Carolina, su proceso de doctorado en ciencias sociales es una oportunidad para abrir un escenario de discusión en esta disciplina, vinculando la agroecología con la producción de vino. Este enfoque multidisciplinario es esencial para comprender cómo la producción de vino en Chile, especialmente en la pequeña producción, enfrenta un constante proceso de sobrevivencia y resistencia. Los vinos de pequeña producción no forman parte de las grandes cadenas de comercialización, y cada día más personas se alejan del campo. Por lo tanto, es necesario entender desde las ciencias sociales cómo convergen los temas de territorio y cómo se destruyen los territorios debido a la agroindustria, la forestación y otros nuevos desarrollos.

Por: UESTV.