Barcelona, España.
Las mariposas son capaces de reaccionar rápidamente a los cambios del entorno, por eso se consideran organismos bioindicadores. Sin embargo, uno de los grandes cambios que han sufrido estos insectos durante el último año ha sido la sequía.
Por este carácter bioindicador y también por su popularidad, el Observatorio metropolitano de mariposas mBMS estudia, con la ayuda de una cuarentena de voluntarios y voluntarias, estos polinizadores que viven en parques y playas metropolitanos.
El quinto informe de resultados presenta una primera radiografía de la situación de las mariposas metropolitanas después de tres años de sequía y muestra que el número de ejemplares observados ha disminuido un 32,8 % en 2023 respecto a la media del proyecto.
“Si normalmente el voluntariado cuenta 19 mariposas en cada muestreo que hace en los parques y playas, durante el 2023 ha contado 13, una tercera parte menos”, certifica Joan Pino, director del CREAF, catedrático de ecología de la UAB y corresponsable científico del mBMS.
Sin embargo, el proyecto ha arrancado este 2024 con buen pie y con muchas mariposas gracias a las lluvias primaverales.
Sensibilidad a la sequía
Estos datos son una media para el conjunto de especies, pero, en detalle, el Observatorio ha detectado que tres especies han sufrido una mayor disminución que el resto.
Es el caso del lobito jaspeado (Pyronia cecilia), la dos puntos (Polyommatus icarus) y la saltacercas (Lasiommata megera), con disminuciones del 90, 70 y 50 %, respectivamente. “El lobito jaspeado prácticamente ha desaparecido de los parques y las playas. Si antes se veían unos 250 ejemplares cada año, en el 2023 sólo se contaron 30”, recalca Pino.
El proyecto de ciencia ciudadana también ha detectado tres casos de especies que han aumentado durante la sequía, como la gris estriada (Leptotes pirithous), la canela estriada (Lampides boeticus) y el canario (Colias crocea), con aumentos del 60, 35 y 10 %, respectivamente.
«Sin embargo, las ganancias no compensan las pérdidas y, en general, las poblaciones de mariposas han disminuido, lo que evidencia su papel como bioindicadores muy sensibles a las condiciones de sequía», aclara Elena Domene, jefa del área de Sostenibilidad del Institut Metròpoli y corresponsable científica del mBMS.
La sequía, pues, «puede estar induciendo una selección de especies, ya que algunas pueden soportar mejor que otras estas condiciones tan extremas, o incluso sacar partido», afirma Pino.
A pesar de este panorama, el trabajo confirma que la sequía afecta más al número total de mariposas que a la cantidad de especies, ya que la cantidad incluso ha crecido y se han visto seis nuevas especies en el 2023.
Estas mariposas nuevas que el voluntariado ha detectado por primera vez son escasas, singulares y propias de ambientes más naturalizados y maduros que las que se esperaría encontrar en parques metropolitanos: la nacarada (Argynnis paphia), la cejialba (Callophrys rubi), el festón blanco (Hipparchia fidia), la pardo-rubia (Hipparchia semele), la blanca esbelta (Leptidea sinapis) y el arlequín (Zerynthia rumina).
Así, el proyecto ha registrado 44 especies durante el último año y, en los cinco años que dura, ha sumado 52 especies de mariposas observadas en los parques y playas metropolitanos, que corresponden al 25,6 % de las especies detectadas en Cataluña.
La mejoría por lluvias
Pese a la bajada drástica del número total de mariposas observadas en el 2023, las lluvias de esta primavera han dado la vuelta a la situación. Los datos preliminares obtenidos son claros: “Si durante estas fechas solíamos ver unas 12 o 13 mariposas de media en cada visita, ahora el voluntariado ve 29”, afirma Domene. Son unas cantidades muy por encima de la media de los últimos cinco años de proyecto.
“El voluntariado reporta constantemente lo verdes y floridos que están este año los parques metropolitanos”, afirma Jordi Bordanove, coordinador de los Servicios de Gestión de Parques y Playas del AMB.
El mBMS pone de manifiesto la contribución remarcable de los diferentes hábitats de los parques y playas metropolitanos, que favorecen la diversidad de mariposas diurnas de Cataluña.
También cabe recalcar que “buena parte de esta diversidad es fruto de la aplicación de soluciones basadas en la naturaleza con medidas de gestión innovadoras y específicas para las mariposas diurnas y también para otros organismos para promover la biodiversidad en los parques y playas metropolitanos”, concluye Bordanove.
Acción ciudadana
El proyecto hace un llamamiento a la participación ciudadana para sumarse a esta búsqueda de mariposas, en la que ya participan más de 40 personas de diferentes municipios, e invita a visitar la web del proyecto para tener todos los detalles.
Los resultados del proyecto indican “la necesidad y la oportunidad de continuar estudiando a estos polinizadores para entender mejor sus respuestas a los cambios ambientales en un contexto de cambio climático, así como la necesidad de potenciar y mantener la infraestructura verde metropolitana por los bienes y servicios ambientales que proporcionan a la ciudadanía, pero también por su contribución a la conservación de la biodiversidad de Catalunya”, sentencia Bordanove.
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