Japón.

Doce años después de la triple fusión de los reactores de la central nuclear de Fukushima, Japón se prepara para verter al agua una enorme cantidad de aguas residuales radiactivas tratadas.

Estas aguas se almacenan en unos mil tanques que ocupan gran parte del recinto de la central. Las autoridades japonesas afirman que el vertido es inevitable y debe comenzar pronto.

“Hemos realizado pruebas de cría de peces, con el objetivo de demostrar a la gente que el agua, que consideramos segura, no tendría ningún impacto negativo en los peces”, aseguró Tomohiko Mayuzumi, portavoz de la empresa TEPCO.

Los pescadores temen nuevos daños a la fauna marina. China, Corea del Sur y las naciones insulares del Pacífico han expresado su preocupación. Los expertos en radiología también muestran sus reticencias.

“Como medidor, lo que más me preocupa es que no seamos capaces de comprobar meticulosamente los niveles de concentración en el agua que se libere”, detalló el profesor de Radioquímica y Química Medioambiental de la Universidad de Tokio, Katsumi Shozugawa.

El Organismo Internacional de la Energía Atómica tendrá que dar la aprobación antes de que la empresa Tepco vierta el agua al mar.