Costa Rica.

En el corazón de las montañas selváticas del centro de Costa Rica, este sitio guarda un tesoro: semillas. Son 6,201 muestras de 14 familias botánicas, 61 géneros y 125 especies, almacenadas en el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza, ubicado cerca de la localidad de Turrialba.

Han sido recolectadas durante décadas como patrimonio frente a la crisis de inseguridad alimentaria o el cambio climático.

“Un banco de germoplasma es un recurso que tenemos aquí para el uso actual y futuro. Principalmente se propone en el caso de semillas ortodoxas de material que va a estar en frío a menos 18 grados, y en el caso de otros cultivos como frutales, como plantas vivas en campo. Se utilizan para la investigación, conocer nuevas características que tengan estos materiales que puedan usarse en programas de mejoramiento genético en este momento o a futuro”, destacó William Solano, investigador.

En la cámara frigorífica se almacenan cientos de sobres con semillas de diferentes tipos de maíz, frijoles, chiles y tomates. Una reserva alimentaria cuyas muestras pueden ser solicitadas por cualquiera para hacer uso de ellas en caso de necesidad o estudio. El centro cuenta con semillas procedentes de 57 países, recolectadas en mercados, carreteras o fincas de producción. El 90% procede de Mesoamérica.

“Tenemos acciones que se han adaptado muy bien a zonas húmedas, otras que están tolerando más bien sequía. Entonces, en respuesta ante el cambio climático, aquí hay materiales de importancia para la seguridad alimentaria que son localmente adaptados por materiales criollos. Entonces, es un recurso muy valioso para cualquier productor y darle sustentabilidad a los sistemas agroalimentarios de nuestra región”, dijo Solano.

El cambio climático afecta cada vez más a los cultivos y eso repercute en la producción de alimentos, por lo que las semillas tradicionales son esenciales para darle sostenibilidad a los sistemas agroalimentarios.

“En términos de seguridad alimentaria, aseguran la disponibilidad del acceso a estos recursos que les van a llevar a poder cultivar sus alimentos que representan también los valores culturales que ellos tienen que las comunidades y que también les permiten tener acceso a recursos que les van a llevar cosechas de alto valor nutricional también”, dijo Ester Vargas, experta en semillas.

El Banco de Semillas también funciona como un archivo genético de especies que han desaparecido de tierras de siembra debido a la introducción de semillas modificadas para aumentar la productividad de los cultivos.

“Con el ingreso de lo que llamamos cimbrios, variedades mejoradas, los productores dejaron de lado su variedad de locales o tradicionales. Los cimbrios, si bien es cierto, son una solución a problemática, digamos, como bajo rendimiento, producción, resistencias, dan resistencia a plagas y enfermedades, pero los cimbrios no reúnen toda la base genética que pueda tener un cultivo”, contó Daniel Fernández, ingeniero.

Por eso cobra cada vez más importancia disponer de semillas de diversas partes del mundo en caso de que sea necesario repatriarlas a sus lugares de origen.