São Paulo, Brasil.
El costo global de la gestión de los residuos sólidos urbanos puede alcanzar los 640.300 millones de dólares en 2050, incluyendo 443.000 millones relacionados a los impactos negativos de los descartes, dijo el presidente de la Asociación Internacional de Residuos Sólidos (ISWA), Carlos Silva Filho.
El titular de la ISWA subrayó que es «urgente» estancar el ritmo de crecimiento de generación de desecho, porque sin un cambio de ruta, en 2050 el mundo podrá llegar a generar 3.800 millones de toneladas de residuos al año.
De acuerdo con el informe ‘Perspectivas mundiales de la gestión de residuos 2024’, elaborado por la ISWA en asociación con la ONU, en 2020 el mundo produjo unos 2.100 millones de toneladas de residuos sólidos.
Los impactos negativos asociados a la falta de control sobre los residuos generaron gastos de 243.300 millones de dólares, según el informe.
«Si adoptamos un sistema circular que cambie este paradigma, en lugar de un costo, en 2050 tendremos unos ingresos de casi 110.000 millones de dólares. El modelo circular, con la utilización de los residuos como un recurso, es el modelo de la ganancia ambiental, de la ganancia social y de la ganancia financiera», sostuvo Silva Filho.
Generación acelerada en Latinoamérica
Sin embargo, para el presidente de la ISWA, este es un concepto que todavía «no está en plena ejecución» en Latinoamérica, donde predomina la «percepción equivocada» de que es más barato seguir utilizando vertederos y no invertir en el rediseño de los procesos.
«Tenemos una generación de residuos acelerada en Latinoamérica y una tasa de descarte inadecuado de un 40 %, superior a la media mundial», lamentó el experto.
Mientras el promedio mundial de reciclaje es de un 19 %, el de América Latina es de un 6 %.
Otro desafío, según el brasileño, es la falta de un mercado que pueda viabilizar de forma masiva la utilización de los residuos como materia prima y, así, impulsar los demás eslabones de la cadena.
Responsabilidad corporativa
Silva Filho resaltó que la responsabilidad por estos cambios la comparten los Gobiernos, los ciudadanos y el sector privado, que en su opinión tiene «el potencial de liderar la transformación».
Las empresas, señaló, necesitan asumir la responsabilidad por los impactos de sus actividades y responder a las demandas y necesidades de la sociedad para reducir la huella del uso de recursos a través de modelos de negocio más eficientes y sustentables.
«Es muy importante que establezcan metas internas para avanzar en vez de esperar por una ley. Todas las empresas que tienen esta visión y esta voluntad de hacer la transición y que pueden empezar ahora, deben hacerlo», añadió.
Cambio voluntario
Un ejemplo es la multinacional neerlandesa AkzoNobel, que se dedica a la producción de pinturas y otros productos químicos especializados.
Presente en más de 150 países, la compañía eliminó el deshecho de residuos en vertederos en 12 de las 19 localidades en las que opera en Latinoamérica, y ha logrado un 81,9 % de circularidad de materiales en la región.
AkzoNobel también invirtió unos 2,5 millones de dólares en una planta de tratamiento de efluentes que permite la reutilización del 100 % del agua en fábrica ubicada en el municipio de Mauá, en Brasil.
«Tenemos la ambición de promover la circularidad de todo lo que actualmente se considera residuo, reutilizando o reciclando todo lo que generamos. Además, de forma voluntaria, estamos desarrollando un proyecto piloto en el sector con la Asociación Brasileña de Productores de Pinturas (Abrafati) para crear puntos de entrega voluntaria de envases con restos de pintura», detalló la empresa.
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