Portugal. 

Al igual que las grandes marcas utilizan «influencers» para promocionar sus productos, Mozambique formará a jóvenes populares en el país para preparar y movilizar a la sociedad frente al cambio climático.

«En vez de que los influencers suban fotos de Nike o de Gucci, van a mostrar cómo en los últimos 20 años la pérdida de bosques costeros alteró la capacidad de producir recursos marinos para la seguridad alimentaria e hizo subir las aguas del mar», explica en entrevista con Efe Isabel Ramos, coordinadora de programas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).

La IUCN y el Ministerio de Tierra y Medioambiente mozambiqueño comenzará antes de final de año un programa para escoger a personas «influyentes» entre los grupos ambientalistas y crear vínculos con artistas conocidos, como músicos, escritores o pintores y acelerar así la transformación social y comunitaria «que los cambios climáticos exigen».

«Mozambique tiene una capacidad artística muy grande y gusta mucho de la fiesta, un poco como Sevilla, y por tanto, dentro de esta capacidad de fiesta, se tienen que encontrar aquellos que consiguen movilizar en la fiesta ambiental», sostiene Ramos.

El proyecto tendrá dos componentes: Instalación del tema en la comunidad -con la participación en centros educativos- y otra «más urbana», a través de las redes sociales y los medios de comunicación.

«El influencer va a tener el papel de movilizar a otros jóvenes para restaurar, proteger las áreas restauradas, los bosques sagrados y comunitarios y para informar de que el clima va a cambiar nuestra vida. Ahora tú escoges: cambias con la información que te doy o cambias cuando el viento te empuje», añade Ramos, que lleva 25 años formando a jóvenes en aspectos sobre ordenación del territorio y cambios climáticos.

RIESGOS EN MOZAMBIQUE

Mozambique, con más de 30 millones de habitantes, aprobó a finales de 2021 el Plan Nacional de Desarrollo Territorial que, entre otras cosas, incluye información científica que permite hacer escenarios a 20 años.

Entre las debilidades, el documento incluye la elevada exposición a eventos climáticos extremos, potencialmente agravados por la presión sobre los recursos naturales, pérdida de biodiversidad y degradación de los suelos.

«Si los pusiéramos en prioridad, nuestro primer mayor riesgo son los ciclones, seguidos de inundaciones, sequías, erosiones y deslizamientos del suelo y, por último la subida de las aguas del océano y pérdida de la línea de costa. Después vienen tsunamis, terremotos», explica a Efe.

El mayor riesgo de tsunami en el país, añade, tiene que ver con la subida del nivel del mar, que puede aumentar 500 metros en los próximos 30 años y con algún movimiento de tierra en el Océano Índico.

APOYO DE LOS PAÍSES

La proximidad de la isla de Madagascar, la cuarta más grande del mundo, limita el riesgo de impacto en caso de terremoto o tsunami, admite la experta, y reclama ayuda de los países desarrollados para enfrentar estos fenómenos.

«Si no tuviéramos allí a Madagascar, que se lleva el primer impacto, el nuestro sería mucho mayor. Mozambique y Madagascar no tienen capacidad ninguna de responder solos a los desafíos y tampoco tienen políticas de gestión poblacional que sirvan un poco de choque».

«Un país pobre, subdesarrollado y con una base de educación frágil no puede solo hacer frente, por ejemplo, a los ciclones. Vendrán, limpiarán y nos llevarán (…) No es posible sacar a todas las personas de la isla», insiste.

En las áreas de mayor riesgo deben evitarse asentamientos humanos y en zonas de riesgo moderado es necesario un esfuerzo para reducir el impacto.

Además, «la velocidad del cambio climático, las emisiones de carbono y la decisión de los países ricos y de los mercados capitalistas de producir y vender, no son compatibles con lo que estamos haciendo, por no hablar de las guerras que después aparecen», lamenta.

Por ello, Mozambique necesita dos cosas para hacer frente al cambio climático: «capacidad humana y científica para transformar la visión e información científica en un plano de acción y de recursos humanos y políticos competentes que decidan bien y con palabras»