México.

Las neuronas de la médula espinal pueden verse afectadas por algún traumatismo, ocasionando paralización a sus brazos, ya que es a través de estas que las extremidades están conectadas con el cerebro. Hasta hoy, esta pérdida del movimiento voluntario es irreversible. Según los científicos, la única manera de reparar el daño es realizando un trasplante de nuevas neuronas que restablezcan la comunicación.

Se han realizado experimentos con animales a los que se les seccionó la médula espinal. En la zona lesionada, les fueron trasplantadas células olfatorias de la glía. Estas se encuentran en el bulbo olfatorio, que es una de las pocas zonas del cerebro en donde se están produciendo neuronas nuevas en forma continua durante toda la vida.

Estas células reconocen el tejido dañado y devolvieron a los animales la movilidad que habían perdido. Sin embargo, el procedimiento para tomar células olfatorias de la glía en el ser humano es un procedimiento difícil y peligroso.

Otros científicos encontraron que en la etapa embrionaria, estas células olfatorias de la glía se originan en la misma zona del embrión donde también provienen las células de la glía. Ellos piensan que, por tanto, estas últimas tienen el potencial de convertirse en células olfatorias de la glía.

Si se logra desarrollar esta potencialidad en el laboratorio y obtener su reproducción, el trasplante de estas, obtenido a partir de la piel del mismo paciente, podría revertir la parálisis y restablecer la conexión neuronal. Aunque es posible, esto aún se encuentra en etapa experimental.

Por: Dirección General de Divulgación de la Ciencia UNAM.