Panamá.

Desde las tierras veragüenses de Macaracas y actualmente residente en la provincia de Pesé, Agrippina Sánchez de Montenegro mantiene viva una tradición ancestral: la elaboración artesanal de miel de caña. Con manos firmes y alma entregada, participa activamente en el proceso que transforma el jugo de caña en el dulce producto que su hijo comercializa, consume y comparte con orgullo.

“Meten la caña, sacan el jugo, y yo me encargo del fuego”, explica Agrippina, quien cuida con esmero el guarapo para evitar que se revuelva. Atenta al punto justo de cocción, retira las cachazas y aviva el fuego con leña hasta lograr que la miel quede clara, como exige la tradición.

El esfuerzo de esta mujer no termina allí. Luego de atender la molienda, regresa a su hogar donde cuida a su esposo encamado y se encarga de todas las labores domésticas: cocina, lava, barre y friega antes de volver al trapiche. Su jornada comienza puntualmente a las seis de la mañana, impulsada por el deseo de mantener viva esta herencia cultural.

Agrippina sueña con que su hijo y sus nietos continúen el legado. “La molienda queda ahí para quien quiera trabajar”, afirma con esperanza. Su mayor anhelo es que las futuras generaciones sigan este camino en armonía, con el ejemplo de trabajo y unión que ella y su familia les transmiten día a día.

Por: Sertv.