Con 147.000 km2 (poco más que la superficie de Nicaragua, por ejemplo), el área marina protegida (AMP) de Revillagigedo es la más grande de Norteamérica.

Este parque nacional fue creado en 2017 luego de largas discusiones. “Revillagigedo es el único lugar en el mundo donde puedes ver al mismo tiempo entre siete y diez especies de tiburones, mantarrayas gigantes, delfines, ballenas jorobadas”, explica Alexandra Álvarez, bióloga marina de la Universidad Autónoma de Baja California Sur quien no trabajó en la investigación publicada en Science Advances.

La pesca en la zona

Álvarez recuerda que durante las discusiones en torno a la protección de Revillagigedo había preocupación sobre el impacto en la pesquería. Por un lado, estaba el temor a que se redujera la captura de peces y provocara un incremento en los precios de los productos; y por el otro, que, al prohibir la pesca en una zona, las flotas se trasladaran a otras regiones para continuar la sobreexplotación.

No obstante, para Fabio Favoretto, autor principal de la investigación, no había evidencia científica para esas afirmaciones. “Era un debate de suposiciones”, dijo a SciDev.Net. La investigación, entonces, buscó dar respuestas a estas inquietudes a partir de modelos y análisis comparativos de antes y después de la creación del parque.

Así, los expertos encontraron que en los primeros años luego de que el decreto de creación del parque estableciera que toda la pesca en la zona es ilegal, la cantidad de barcos que entraron a pescar allí se redujo en 80 por ciento. En 2021, “cuando se implementó el sistema Skylight —programa de vigilancia para delitos marinos—, bajó a cero”, destaca Favoretto.

Asimismo, el estudio muestra que el área de pesca de los barcos en el Océano Pacífico mexicano se redujo 53 por ciento (de los cuales Revillagigedo representa 2,3 por ciento), pero la captura promedio no disminuyó, sino que se incrementó 4 por ciento. “Podemos especular que puede ser por mejores técnicas de captura; miles de razones. Pero nuestro punto es que la AMP no provocó nada negativo”, dijo Favoretto a SciDev.Net.

Peligros vecinos

Pese a que la creación del Parque Nacional Revillagigedo parece haber reducido el impacto de la pesca en su ecosistema, el área protegida podría enfrentar otra amenaza que llega fuera de sus fronteras.

Revillagigedo está a unos cientos de km al noroeste de lo que se conoce como la Zona de Fractura Clarión-Clipperton, un ecosistema en aguas internacionales originado por la actividad volcánica en el océano profundo. En el suelo de esa zona se formaron durante miles de años nódulos del tamaño de una papa, ricos en minerales de interés por su relevancia en la industria tecnológica.

En esa zona —el doble del tamaño de la India—, la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos otorgó 12 contratos para exploración minera a pesar de la existencia de un estudio reciente que señala que 92 por ciento de las especies que habitan el lugar son desconocidas para la ciencia.

Efectos en las especies marinas y la salud humana

Los nódulos del suelo marino de interés para la minería son parte del hábitat de más de 5.000 especies. Muriel Rabone, autora de este segundo estudio y experta del Museo de Historia Natural de Londres, explica a SciDev.Net que “si alguien llega a minar, no tenemos un punto de partida para comparar los impactos. Sólo tendremos los efectos”.

Sobre el impacto específico en Revillagigedo, Janette Murillo, geóloga en el Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas del Instituto Politécnico Nacional de México, explica a SciDev.Net  que si bien los riesgos son difíciles de predecir, la actividad minera podría generar plumas de sedimentos suspendidas en el agua que puedan viajar hasta esa zona protegida o incluso hasta las costas de Nayarit, en tierras mexicanas. “No sabemos qué tan tóxico puede resultar”, agrega.

“Cuando se remueve el sedimento, empieza a reaccionar con el ambiente y a soltar sus componentes, los cuales quedan en disolución como elementos potencialmente tóxicos”, explica. Estos elementos podrían ser absorbidos por peces que posteriormente pasan al consumo humano, implicando daños a la salud y la industria pesquera.

“La única protección contundente es la legislación”, declara Murillo. Por su parte, para Rabone, la destrucción del ecosistema en la zona Clarión-Clipperton implica una gran amenaza para “especies antes de conocerlas y entenderlas”.

Por: Roberto González en SciDev.Net América Latina y el Caribe.