El ‘Palestine Youth Club’ es un equipo de baloncesto formado principalmente por palestinas del campo de refugiados de Chatila, en Líbano, y chicas de este país. Diez de ellas han viajado a Madrid para visibilizar su realidad practicando el deporte que aman.

He aprendido que soy una chica palestina que puede jugar, puedo estar aquí mostrando a los demás que una chica palestina puede jugar, tiene habilidades y puede ser deportista», señala Amena Al Madani, una de las refugiadas palestinas.

Durante una de las diez jornadas que están en España, Víctor Barroso, entrenador ayudante del equipo femenino de Movistar Estudiantes, les ha ayudado a mejorar aspectos que ellas mismas han señalado. “Las he visto con pues con cositas, con intención, con mimbres de poder mejorar, pero claro si las circunstancias son las que siempre es complicado. Pero sobre todo con ilusión, que para desarrollarte y crecer en un deporte siempre es lo más importante”, admite el preparador.

Tres chicas españolas se han incorporado al grupo como parte de una experiencia también intercultural. Una de ellas, Celia Pérez, está sorprendida tras ver en imágenes el lugar en el que se prepara el equipo habitualmente: “Verlas aquí, jugar y todo no parece para nada que entrenen en una canasta medio caída y todo eso. Se mueven espectacular, tiran genial y juegan muy bien.”

Además, dan a conocer la realidad cotidiana en la que viven e intentan romper las fronteras también entre géneros. Esta iniciativa ha tenido cuatro ediciones previas, una en Líbano, dos en Italia y una más en España. La última de Madrid ha tenido que esperar durante dos años debido a la pandemia.

En la capital española, además de visitas culturales, están jugando partidos y participando en pequeños torneos. Noha al Arab, jugadora libanesa, explica que hay diferentes niveles entre los equipos a los que se han enfrentado, pero resalta la experiencia como lo más positivo.

El equipo obtiene fondos para viajar gracias a crowdfunding y actividades impulsadas por Basket Beat Borders, un proyecto cooperativo para sacar el máximo provecho a este intercambio deportivo y cultural.