China.

Aprovechar el desierto para generar energías limpias. Es lo que está haciendo China, el país que más contamina de todo el mundo en la región de Mongolia Interior.

Los paneles solares alfombran el terreno allá donde alcanza la vista. Es la planta de Dalat, en el desierto de Kubuqi.

“Después de finalizar la primera fase de construcción, ya es la base fotovoltaica más grande del mundo en un desierto. Con los proyectos en marcha alcanzaremos entre 15 y 25 veces el tamaño actual”, explicó Wang Xio Jing, Subdirector de la Comisión de Desarrollo Natural y Reforma de Dalat.

Serán casi 600 kilómetros cuadrados la inversión, unos diez mil millones de euros. Cuando esté terminado podrá generar hasta 16 gigavatios.

“La base fotovoltaica de Dalat es la única del país que permite abaratar el precio de la electricidad a 0,04 € el kilovatio”, aseguró Wang Xio Jing.

Decenas de excavadoras allanan las dunas en este megaproyecto en tres años, con esta planta fotovoltaica, China podría dejar de emitir 16 millones de toneladas anuales de CO2.

Equivale a retirar 3 millones y medio de coches de la circulación. China está potenciando con este proyecto la generación de energía fotovoltaica, pero las energías limpias representan todavía una cuarta parte de su consumo energético. Más de la mitad del 56% proviene del carbón.

En nuestro recorrido por Mongolia Interior no dejamos de cruzarnos con camiones cargados de carbón. China es responsable de un tercio de las emisiones de todo el planeta.

Por: RTVE.