México.

De los huevos de la mariposa ‘Bombyx mori‘, nacen los gusanos de seda que se alimentan de hojas de morera. Las glándulas salivales de estos secretan una fibra en la que se autoenvuelven y forman un capullo dentro del cual se convertirán en una mariposa. Los chinos hace miles de años encontraron que las fibras que envuelven al capullo podían desenredarse y así obtuvieron la seda.

El secreto de la domesticación y crianza del gusano de seda permaneció dentro de China por miles de años. El comercio de este textil se realizó por una ruta que llegó a Europa y fue hasta el siglo VI cuando se obtuvo seda en otros países. Esta fibra es una proteína a la que hoy se le han encontrado numerosas aplicaciones tecnológicas. Variando temperatura o acidez, hoy se producen a partir de la seda material con características asombrosas.

En cirugía, la sutura de seda tiene la ventaja de que no es rechazada como cuerpo extraño. Se han fabricado con esta fibra microtubos que se colocan como desviación coronaria conocida como bypass, evitando así seccionar una arteria del paciente para hacerlo. En animales se han rehabilitado tendones usando la seda como andamiaje para que sobre este se desarrollen células madre.

Al ser una proteína que no es rechazada por el organismo, puede permanecer dentro de este. Esta biocompatibilidad se está aprovechando para que sobre una superficie de seda se coloquen delgados materiales electrónicos y fotónicos que harán las veces de un monitor en diversos procedimientos médicos. Sin duda, hoy aún no vemos el fin de la ruta de la seda.

Por: Dirección General de la Divulgación de la Ciencia UNAM.