Ecuador.
Irónicamente en un mundo que reconoce los beneficios del ejercicio, la inactividad física es la característica principal de las sociedades modernas. La razón, no tenemos necesidad. Los avances tecnológicos nos han liberado del trabajo físico. Sin embargo, esto es algo reciente producto de la Revolución Industrial, que ocurrió hace poco más de 100 años.
Realmente gran parte de la historia del ser humano se ha desarrollado dentro de una sociedad en la que para comer y sobrevivir, se requería de actividad física y de esta forma la actividad física se volvería en una necesidad programada por nuestros genes. De hecho, eso a lo que llamamos pensar, se habría desarrollado como resultado de controlar un cuerpo en movimiento, una actividad que requiere un trabajo complejo en el cerebro.
“Para realizar un movimiento sencillo como el mover un dedito, tengo que activar diferentes áreas del cerebro, así como el sistema nervioso periférico para que llegue las señales e impulsos eléctricos que les mencionaba hace un momento para que llegue la señal al dedo y se pueda mover. Todo esto en cuestión de milisegundos”, dijo Jorge Gardón, neuropsicopedagogo.
Seguro habrán escuchado que los pulpos son de los organismos más inteligentes que existen. Estos animales con sus ocho brazos son capaces de muchas cosas. Poder coordinar todos los tentáculos y ventosas fue un reto para su sistema nervioso, el cual terminó desarrollando millones de neuronas en todo su cuerpo y, por lo tanto, un cerebro mucho más complejo.
“En el pulpo al contar con varias extremidades que van a necesitar de varias interconexiones y varias redes neuronales, se vuelve mucho más interesante el estudio del movimiento porque son más extensiones de redes neuronales que están distribuidas. Poder ver de qué manera se coordinan y se organizan esos movimientos en todas estas ramificaciones, creo que es algo bastante interesante”.
Como vemos, el movimiento es muy importante para nuestro cerebro. De ahí los miles de estudios que demuestran que ejercitarnos es beneficioso, pero a pesar de que el ejercicio físico es necesario, cada vez somos más sedentarios.
Según datos del INEC, en Ecuador se estima que cerca de 5 millones de niños y adolescentes nunca hacen ejercicio y, esto, claro que le pasa factura a las capacidades de nuestro cerebro.
“Las redes neuronales prácticamente es como un campo de césped cubierto de nieve. Mientras más pasamos por un mismo camino, vamos trazando mejor ese camino. Redes neuronales relacionadas, por ejemplo, con la memoria o con la atención. El sedentarismo va a hacer que la falta de movimiento, haga que se vaya cubriendo de nieve esos caminos neuronales y se vaya perdiendo esa información”.
Cabe destacar que fisiológicamente somos idénticos a los humanos que recorrían grandes distancias buscando alimento. Toda esa capacidad sigue en nuestros pies, en nuestros brazos, en nuestros músculos y en nuestros cerebros.
Por: Universidad Técnica del Norte / Viviana Obando.
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