Iberoamérica.
Pero ahora otro grupo de investigadores, que publica sus resultados en la revista especializada Chronobiology International, ha profundizado en los vínculos entre alcohol o tabaco y esa vida noctámbula.
El estudio se basa en una larga investigación que arrancó en 1981 en Finlandia, donde se empezó a monitorear el régimen de vida de 24.000 gemelos del mismo sexo.
Un tercio se definió como personas que tendían a una vida nocturna, y un 10% como totalmente noctámbulos. El resto se declararon como mañaneros. Los noctámbulos tendían a beber y fumar más que los demás.
Casi 40 años más tarde, en 2018, los investigadores reanudaron el análisis. Más de 8.700 gemelos habían fallecido, y a partir de los datos, los investigadores detectaron que los más nocturnos tenían una tasa de mortalidad superior en un 9%.
La diferencia se debe «principalmente al tabaco y al alcohol», a su juicio.
Para el principal autor del estudio, Christer Hublin, del Instituto finlandés de Salud Laboral, «las personas que son realmente nocturnas deberían reflexionar sobre su consumo de alcohol y tabaco, si son consumidores».
La hora a la que los individuos se acuestan (su «cronotipo») tiene «poco o ningún efecto» en su tasa de mortalidad, si no se añaden esos factores agravantes. Para Jeevan Fernando, especialista de la universidad de Cambridge, este estudio es sólido, aunque tiene límites.
El hecho de que el estudio arrancara en 1981 con una simple pregunta a los participantes, sobre si eran madrugadores o noctámbulos, es «insatisfactorio, porque no incluye ninguna información objetiva».
El estudio tampoco incluye otros productos excepto alcohol y tabaco, puntualizó Jeevan Fernando.
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