Sídney, Australia.
El nuevo primer ministro australiano, Anthony Albanese, anunció el jueves que había escrito a Naciones Unidas para elevar su objetivo de reducción de emisiones contaminantes para 2030, poniendo fin a una década de titubeos del país en materia medioambiental.
En una de sus primeras grandes decisiones tras la toma del poder el mes pasado, el dirigente laborista anunció una nueva meta de reducción de emisiones del 43% contra la horquilla del 26-28% fijada por su predecesor conservador.
Albanese aseguró que era la decisión económica sensata y que «prepara a Australia para un futuro próspero, un futuro impulsado por energía más limpia y más barata».
A pesar de verse asolada recurrentemente por inundaciones, incendios y sequías, Australia se ha ganado una imagen internacional de mala alumna a la hora de adquirir compromisos ambientales, especialmente por su negativa a abandonar del carbón para 2030.
El país oceánico está repleto de reservas de combustibles fósiles y es uno de los principales exportadores mundiales de carbón y gas. De hecho, el carbón todavía es clave en la producción doméstica local.
En 2022, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) situó a Australia en el lugar 52 de 76 naciones en su Índice de Futuro Verde, que evalúa la transición de los países hacia una economía sostenible.
– «Nuevas oportunidades» –
En su campaña electoral, Albanese marcó como prioridad los recortes de emisiones contaminantes y prometió terminar con una década de parálisis y enfrentamientos políticos que llegaron a conocerse localmente como las «guerras del clima».
El Consejo de Negocios de Australia celebró los nuevos objetivos que «marcan una línea en la arena».
«Australia no puede permitirse frenar el progreso otra vez porque el fracaso hará que los australianos pierdan nuevas oportunidades, nuevas industrias y mejores trabajos», dijo su responsable Jennifer Westacott.
Con una economía todavía muy dependiente de las industrias fósiles, Albanese defendió que las nuevas medidas no dañarán al empleo y servirán para «aprovechar la oportunidad que existe para actuar en el cambio climático».
Estos nuevos objetivos ofrecerán certezas a los negocios para «invertir en un marco temporal más amplio que el ciclo político de tres años» que duran los mandatos del primer ministro en Australia, aseguró.
No obstante, Albanese no anunció ninguna fecha límite para prescindir del carbón como sí han hecho otros países desarrollados.
La política ambiental del nuevo gobierno australiano puede mejorar su relaciones con los pequeños países insulares del Pacífico, que ven en el cambio climático la mayor amenaza para la región.
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