Londres, Inglaterra.

A sus 21 años, ya ha pasado seis semanas en la cárcel y ha sido detenido 20 veces, pero tiene la intención de continuar. Louis McKechnie se ha convertido en uno de los rostros de la lucha climática en el Reino Unido.

En los últimos dos años, este exestudiante de ingeniería ha acompañado la evolución de los movimientos ecologistas del país hacia acciones más radicales y contundentes que crean revuelo y enfurecen al gobierno y a los medios conservadores.

Surgieron Extinction Rebellion, Animal Rebellion, Insulate Britain y luego Just Stop Oil -que milita por detener todos los nuevos proyectos de explotación de energías fósiles- del que es uno de los 100 miembros permanentes desde enero.

Con su larga melena y sus gafas de «aviador», McKechnie apareció en las pantallas el 17 de marzo, cuando se ató a un poste de la portería en pleno partido de la Premier League (Everton-Newcastle) en Liverpool.

«Aterrado como nunca» hasta el punto de vomitar antes de entrar en acción, consiguió interrumpir el encuentro durante siete minutos, ganándose el «odio» de decenas de miles de aficionados.

El joven, que había estado practicando en postes de luz, admitió sentir «una ola de culpa», «pero al mismo tiempo era por ellos que lo estaba haciendo». «Su gobierno les está mintiendo y tienen derecho a saberlo», dice a la AFP.

Un aficionado enfadado consiguió darle una patada en la cabeza, pero McKechnie asegura que no la sintió. En cambio, luego fue objeto de «cientos de amenazas de muerte» que le llevaron a cerrar sus cuentas en las redes sociales.

Minoría egoísta

«Esperaba ser el enemigo público número 1», dice, «es un sacrificio que estoy perfectamente dispuesto a hacer», afirma.

«Sabíamos que no íbamos a ser populares», pero «si el 1% de la gente de ese estadio nos buscara en Google, me parecería bien», explica. «No necesito que estén de acuerdo con la táctica, sólo con el mensaje», agregó.

Desde su primera acción -un bloqueo de carretera en solitario-, ha interrumpido la alfombra roja de los premios cinematográficos BAFTA, ha pasado «53 horas» a «15 metros» del suelo sobre las tuberías de una terminal petrolera en Escocia, ha destrozado los cristales de los surtidores de las gasolineras y ha ocupado la autopista que rodea Londres.

Fue uno de los bloqueos de esta carretera, la M25, lo que le llevó entre rejas, junto con otros ocho miembros de Insulate Britain, que militan por el aislamiento térmico de los hogares, el 17 de noviembre, día que cumplió 21 años.

Cuando dos reclusos se acercaron a él poco después de su llegada a la cárcel, fue, afirma, para darle las gracias.

No todos son tan benévolos. El tabloide conservador Daily Mail se apresuró a criticar a este «eco-anarquista», «parecido a John Lennon» y a sus compinches por sus «sabotajes».

El gobierno, por su parte, quiere endurecer el arsenal legislativo contra las técnicas de «guerrilla» de una «minoría egoísta de manifestantes» que no cesa de perturbar la vida cotidiana de los británicos.

«No vamos a parar, porque no nos lo podemos permitir», replica el joven. «Tenemos más miedo a la crisis climática».

«No tenemos otra opción»

¿Hasta dónde está dispuesto a llegar? McKechnie dice que «no ve realmente» un límite, siempre que las acciones sean «no violentas» y no pongan en peligro vidas.

Manifestaciones, peticiones, «nada ha funcionado» durante 30 años, denuncia. «No lo hacemos por diversión, sino porque estamos desesperados». Sin la atención necesaria, «tendremos que seguir escalando, tendremos que seguir siendo más radicales», «porque no tenemos otra opción».

Originario de Weymouth, una pequeña localidad costera del sur de Inglaterra amenazada por la subida del nivel del mar, cuando McKechnie era niño su madre estudiaba el desarrollo sostenible en el Tercer Mundo.

Concejal ecologista, «trató de marcar la diferencia mediante el sistema político, y la he visto intentarlo y fracasar durante muchos años», dice McKechnie de su madre.

Su padre Alex, profesor, describe a Louis como un joven «estudioso» y «tranquilo», no un «gamberro», pero que «no tiene miedo a la confrontación». «Está en el lugar adecuado en el momento adecuado», asegura.

«Pesimista» cuando empezó a actuar para remediar su «ansiedad climática», McKechnie siente cierto optimismo al ver que la atención pública a la crisis climática está creciendo.

«Intentamos educar a la gente. Va más lento de lo que nos gustaría, pero está funcionando», manifestó.

Por: por Sylvain PEUCHMAURD.