Namibia.
Los grifos comunitarios en asentamientos informales, como este de Windhoek, son una fuente vital de agua. Esta agua es económica, y para quienes la reciben, el procedimiento parece sencillo. Sin embargo, en realidad detrás hay un proceso de alta tecnología que muchos desconocen.
“Vivo aquí desde hace 20 años, pero no sé de dónde viene el agua. Cambia de color, a veces es marrón, pero no sé si el agua es reciclada o no”, dice una ciudadana.
Gran parte de lo que bebe procede de la planta de reciclaje de agua de Goreangab. Esta procesa las aguas residuales domésticas para extraer el agua y hacerla potable. Para ello las aguas residuales tratadas pasan por un proceso de filtración y tratamiento químico.
En un laboratorio se controla periódicamente para garantizar que el agua cumple las normas mundiales.
“Este laboratorio tomó muestras a diario en distintas zonas de Windhoek y comprueba que el agua cumple las normas. Nos avisan inmediatamente cuando hay una o dos muestras que no cumplen con las normas. Y entonces, reaccionamos, vemos la gravedad y tomamos medidas”, dice un especialista.
El proyecto fue el primero de este tipo en el mundo y se inició hace décadas.
“En los años 60 los recursos hídricos de Windhoek se agotaban y el ayuntamiento de la época decidió que sólo había una solución y era recuperar las aguas residuales domésticas, tratarlas para que fueran potables y reutilizarlas”, concluyó el especialista.
La planta actual funciona desde 2002 y suministra entre el 15 y el 25% del agua total de la ciudad. También ha servido como modelo para otros países, que han visitado la planta para aprender más sobre el proceso.
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