Berlín. 

La observación de la Tierra desde el espacio permite obtener datos e información con los que afrontar el cambio climático, el principal desafío al que hace frente el planeta en la actualidad, explica a Efe el español Diego Fernández, jefe de la sección de ciencia del Centro de la ESA para la Observación de la Tierra (ESRIM).

El científico coincidía estos días con los principales representantes de la comunidad espacial en el simposio Living Planet de la Agencia Espacial Europea (ESA), que se celebró hasta hoy en la ciudad de Bonn (oeste de Alemania).

El astronauta Alexander Gerst recordaba en el congreso la primera vez que viajó al espacio, cuando al ver el amanecer sobre la fina capa de la atmósfera se dio cuenta de lo frágil que es el planeta y lo importante que es protegerlo.

Josef Aschbacher, director general de la ESA, reconoció que el principal reto al que hace frente el planeta es el cambio climático, una crisis «que no desaparece entre todas las crisis que tenemos ahora, sino que nos mantiene extremadamente ocupados. Básicamente porque tenemos que garantizar la propia supervivencia de la humanidad en este planeta», aseveró.

Entre las cuestiones que más preocupan a la comunidad espacial y en las que la observación del planeta puede jugar un papel relevante, Fernández destaca la cada vez mayor frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos o el deshielo de los polos con el consecuente aumento del nivel del mar.

«Con la observación de la Tierra somos capaces de observar esos fenómenos y entenderlos mejor. Y, a través de estos conocimientos y estos datos, somos capaces de mejorar las predicciones para ganar conocimiento que puede servir a las naciones, a los gobiernos y a los ciudadanos para adaptarse mejor a esos cambios en el futuro», afirma Fernández.

Además de recordar sus sensaciones cuando vio la Tierra por primera vez, el astronauta Gerst también reflexionó sobre cómo cambió el planeta desde que su primer viaje al espacio en 2014 hasta el último en 2018.

El astronauta habló de fenómenos preocupantes relacionados con el impacto de las actividades humanas que observó desde el exterior, como el caso del Mar de Aral, una masa de agua entre Kazajistán y Uzbekistán que en su día fue el cuarto lago más grande del mundo y que desde los años 60 empezó un proceso de retroceso que lo lleva en la actualidad a ocupar tan solo el 10 % de su tamaño original.

Fernández incide en que eventos como el simposio Living Planet son «una ocasión para presentar nuestros programas a la comunidad científica, a las empresas, a los stakeholders (interesados), a los países miembros, etc. y capturar el feedback (retorno) para llegar a fin de año con unas propuestas sólidas que puedan ser financiadas por los países miembros» en la conferencia ministerial de la ESA que tendrá lugar en noviembre en París.

El cambio climático no es el único reto al que la comunidad espacial debe hacer frente, indicó Aschbacher, que habló también de otros desafíos, como la rápida comercialización del campo espacial, señalando casos como los viajes al espacio de los empresarios Elon Musk y Jeff Bezos, o la preocupación por la seguridad y las sanciones derivadas de la guerra en Ucrania.

Thierry Breton, comisario europeo del Mercado Interior, afirmó en una intervención virtual en el congreso: «con la observación continuada de la Tierra, estamos mejor preparados para hacer frente al desafío medioambiental, para entender, mitigar y responder al cambio climático».

«Al mismo tiempo, eventos recientes, desde la pandemia de covid-19 a la invasión rusa de Ucrania, refuerzan la necesidad de una Europa resiliente», siguió Breton, quien agregó que hay que poner «la observación de la Tierra al servicio de la seguridad europea».

En este sentido, Fernández asegura que «Europa puede decir tranquilamente que tiene el sistema de observación de la Tierra más sofisticado del mundo», con un total de 39 misiones en desarrollo en el espacio en estos momentos, que el científico describe como «una constelación fenomenal de satélites».