Chile.

Gran variedad de papas se ven en Chiloé, Chile. Algunas ya se habrían extinguido si no fuera por el trabajo arduo de las llamadas guardadoras de semillas, encargadas de cultivar las 112 variedades nativas distintas de papa chilota.

Yolanda Millapichun es una de las pocas guardadoras de semillas que quedan en este archipiélago sureño cuna de la papa chilena. “Entonces todos los años yo lo planto, tres tubérculos y tres o cuatro meses en la tierra lo vuelvo a aconsejar, lo guardo en unas mallas con sus nombres. En un proceso de que duermen las papas en la bodega y lo pongo a tallar cuando ya tienen un tallo frondoso así. Lo planto en fecha octubre más o menos y lo cosecho ahora en marzo o abril, la más postrera en abril y ese proceso lo hago todos los años, que lo tengo hasta ahora”; subrayó Millapichun.

En Chiloé, un territorio único por su biodiversidad, sus tradiciones y sus prácticas agrícolas ancestrales que han sido reconocidas por la FAO, la papa es mucho más que la base de cualquier comida, es una forma de vida.

Se calcula que antes de la llegada de los españoles existían un millar de variedades, de las cuales han sobrevivido el paso de los años cerca de 250, gracias a generaciones y generaciones de guardadoras de semillas.

Millapichun quiere dejar su legado y que alguien conserve todas las variedades de papa que tiene su huerto.

“Llevo 13 años trabajando desde Jardín para mantenerlo en el tiempo, para no perder las variedades que tengo, que lo quiero tanto y no perderlo y ojalá que alguien se interese algún día y pueda dejar este legado para que sigan trabajando los 13 años que yo llevo ya con él”, concluyó Millapichun.