Por Isabel Pérez, Ciencia UNAM-DGDC.

Las tortugas marinas son consideradas un enlace fundamental entre ecosistemas marinos y terrestres. Son representantes vivos de un grupo de reptiles que han existido en la Tierra y han recorrido los mares durante los últimos 65 millones de años.

Según la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), en México anidan seis de las siete especies de tortuga marina reconocidas a nivel mundial, que desde 1990 se encuentran en veda permanente.

Las tortugas marinas son organismos cuya historia de vida es muy complicada, por lo cual es difícil su conservación. Tienen un tiempo generacional muy prolongado, ya que tardan muchos años, incluso décadas, en llegar a edades reproductivas. Por esto son vulnerables, ya que enfrentan múltiples amenazas principalmente por actividades del hombre durante su desarrollo.

Pero eso no es todo. Las tortugas marinas son especies altamente migratorias, es decir, las crías nacen en una playa, son dispersadas por las corrientes marinas y luego se trasladan periódicamente entre sus sitios de reproducción y alimentación como adultos, muchas veces separados entre sí por cientos o miles de kilómetros.

Al cabo de las décadas para alcanzar la maduración sexual, regresan a donde nacieron para reproducirse, refiere Alberto Abreu Grobois, del Laboratorio de Genética del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, Unidad Académica Mazatlán de la UNAM.

México con gran número de especies

Australia y México son los países que poseen mayor abundancia y número de especies de tortuga marina a nivel mundial. Las especies que anidan en nuestro país son la tortuga carey, caguama, tortuga verde, golfina, laúd, y lora. Todas siguen en peligro de extinción, pero algunas poblaciones de unas especies exhiben signos de incipiente recuperación.

“La tortuga laúd sigue considerada a nivel internacional en peligro crítico de extinción. En algunas zonas del Atlántico hay buenos indicios de recuperación, pero en el Pacífico oriental sigue disminuyendo su abundancia”, refiere el investigador.

Respecto a la tortuga kempii, el especialista señala que tiene una zona de reproducción bastante limitada en comparación con otras, ya que anida fundamentalmente en el Golfo de México.

El tamaño de esta especie llegó a reducirse críticamente hasta apenas unos cientos de reproductores. Afortunadamente, desde los sesentas se protege en México; a través de una colaboración binacional Estados Unidos-México, se trasladaron huevos de Tamaulipas a Texas y ya se repobló la colonia que había sido extirpada allá.

Estrategias para preservarla

Las acciones más significativas para reducir las amenazas han sido modificaciones en las prácticas de pesca para evitar su captura incidental.

Por ejemplo, la inclusión de dispositivos excluidores de tortugas (DETs) para permitir que pasen por la bolsa de la red de arrastre; o anzuelos en palangres con formas y tamaños que evitan que las tortugas se los traguen, pero no afectan la captura de las especies objetivo; también luces que disminuyen el atractivo para las tortugas.

De manera importante, los peligros identificados, así como las medidas para mitigar o eliminarlos que han sido resultado de las investigaciones realizadas, se pueden implementar a nivel global a través de la colaboración entre países y ministerios.

Para determinar si alguna especie de tortuga está en peligro de extinción, se deben tomar en cuenta diversos criterios. Entre ellos, los datos recabados a través del monitoreo que realizan los biólogos en trabajo de campo y que revelan las tendencias en el tiempo sobre la abundancia de anidaciones. Estos datos se registran en los campamentos de conservación a través del tiempo.

Registro de las tortugas

También existen registros de pesca en donde se puede observar cuántas de estas especies se han capturado a través de los años. Con todos los datos mencionados, es posible determinar cuáles son las tendencias durante diversas generaciones.

Con este tipo de información se deducen las tendencias poblacionales sobre tres generaciones. Si la tendencia es negativa, se consideran en peligro. Para considerarse recuperadas tendrán que exhibir tendencias hacia el alza y alcanzar abundancias históricas.

“Los esfuerzos de conservación de tortugas marinas en México han sido capaces de revertir las tendencias negativas en muchas regiones. Ejemplo de ello es la tortuga verde en el Atlántico y la tortuga golfina en el Pacífico; en tanto que la tortuga lora iba muy bien pero en el 2010 tuvo un retroceso que va mejorando ahora”, informa el doctor Abreu.

No obstante, la tortuga laúd del Pacífico Oriental aún manifiesta problemas. Cabe señalar que ninguna de las especies a pesar de los logros podría considerarse aún fuera de la categoría de peligro de extinción.

Una de las principales funciones de las tortugas marinas es ayudar a mantener la salud de los océanos. Sus actividades aportan al mantenimiento de la productividad de los ecosistemas de arrecifes de coral y transportan nutrientes esenciales de los océanos a las playas y dunas costeras, además de muchas otras tareas benéficas para la vida marina.

En el Laboratorio de Genética en la Unidad Académica Mazatlán del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, actualmente se llevan a cabo investigaciones relacionadas con la problemática de la temperatura de estas especies, así como de genética y filogeografía de organismos acuáticos, con especial atención en las tortugas marinas en peligro de extinción.

Consulta aquí la nota original: http://ciencia.unam.mx/leer/878/tortugas-marinas-sorprendentes-reptiles-de-larga-vida-en-peligro-de-extincion