Reino Unido. 

Todo empezó el pasado 5 de abril, cuando Reino Unido notificó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) 10 casos de hepatitis aguda grave de etiología desconocida en niños menores de 10 años previamente sanos en Escocia. Tras iniciar una investigación nacional, tres días más tarde se habían identificado 74 casos en esta población.

Ahora, el número total de casos en todo el mundo es de 614, incluidas 14 muertes notificadas en Irlanda (1), Indonesia (6), México (1), Palestina (1) y Estados Unidos (5), según la última actualización del Informe sobre las Amenazas de las Enfermedades Transmisibles del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC).

En la Unión Europea, hasta el 19 de mayo de 2022 se han notificado 125 casos de hepatitis aguda en niños de 16 años o menos en 14 países: Austria (2), Bélgica (9), Chipre (2), Dinamarca (6), Francia (2), Grecia (3), Irlanda (6), Italia (35), Países Bajos (6), Noruega (4), Polonia (3), Portugal (12), España (26) y Suecia (9). Entre todos estos, seis requirieron un trasplante de hígado.

Tanto el ECDC como los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE UU (CDC) se han unido a la OMS para proclamar la alerta internacional. Aunque todos los años se producen episodios de hepatitis de origen desconocido en niños, países como Reino Unido, Irlanda y Países Bajos los han notificado por encima de lo esperado. No es, por el momento, el caso de España.

Origen incierto de esta hepatitis

Eso sí, el origen de la enfermedad sigue siendo un misterio. Las pruebas de laboratorio excluyeron todos los virus de la hepatitis (A, B, C, D y E) en estos niños. Desde el primer momento se manejaron distintas hipótesis. Una de las posibles causas que se investigan es que estén relacionados con una infección por adenovirus (en particular el tipo F41), tras detectarse en una mayoría de los casos analizados.

Se trata de patógenos comunes en humanos que pueden provocar enfermedades en vías respiratorias, ojos, intestino, hígado, tracto urinario y adenoides o vegetaciones. Como explica SINC Francisco Rodríguez, responsable de diagnóstico de laboratorio de las hepatitis víricas del Hospital de Vall d’Hebron, “los adenovirus son ubicuos y muy frecuentes durante esta época, por lo que no sería raro que los niños lo tuvieran como cualquier persona sana”.

“Sin embargo, este tipo de adenovirus no está relacionado con cuadros de hepatitis grave en niños inmunocompetentes, como los observados hasta ahora. Esto hace pensar que quizá haya otros factores en juego”, apunta el especialista.

De hecho, se han barajado otras teorías como los animales de compañía. La Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA) ha investigado esta causa tras detectar que el 70 % de los menores afectados (64 de 92 niños) tienen perro o han tenido un contacto reciente con alguno. Pero tampoco se ha confirmado la relación.

El coronavirus, la última hipótesis

Recientemente, un nuevo artículo publicado en la revista The Lancet Gastroenterology and Hepatology ha puesto sobre la mesa otra arriesgada conjetura: la infección por SARS-CoV-2. Esto llega después de que se descartara también su relación con la vacuna contra la covid-19.

“Aunque aún no está aceptada esta última teoría, este artículo no describe algo imposible”, apunta a SINC Marina Berenguer, catedrática en la Universidad de Valencia e investigadora en el CIBEREHD.

“Por ejemplo, en mujeres es bastante frecuente un cuadro denominado hepatitis autoinmune. De repente, el sistema inmunitario ataca al hígado, y hay veces que se manifiesta como una hepatitis fulminante, como los casos que se están reportando en 2022”, añade.

“La hipótesis expuesta en este nuevo artículo es que puede haber una persistencia de material antigénico del SARS-CoV-2 en el intestino, pero eso no está demostrado ni hay estudios lo suficientemente concluyentes. De momento la suposición más plausible sigue siendo el adenovirus”, insiste Berenguer.

De vuelta al adenovirus

Desde la UKHSA sostienen que sus investigaciones todavía “continúan sugiriendo que existe una asociación con el adenovirus F41”. El segundo informe de la autoridad británica corroboró lo detectado en el primer informe, al descubrir este adenovirus en 51 de los 62 casos. Sin embargo, según aseguran, no se ha probado en un conjunto de muestras de sangre y heces para la mayoría de ellos.

“La teoría que más se está debatiendo es que pueda ser una reacción aberrante inmunológica al adenovirus, en el contexto de una falta de estímulos antigénicos durante un par de años debido a que hemos estado más ‘encerrados’”, continúa Berenguer.

Para, Will Irving, catedrático de Virología de la Universidad de Nottingham (Reino Unido), “la relación con la infección por adenovirus sigue siendo tentadora: una posibilidad cierta, pero aún no probada. Hay muy pocos informes de casos en la literatura mundial sobre la infección por adenovirus asociada a la hepatitis en niños inmunocompetentes o adultos”.

“Si resulta que la infección por adenovirus está involucrada en la causa de este brote de la enfermedad, habrá que explicar por qué la historia natural de la infección ha cambiado tan dramáticamente en 2022”, afirma en declaraciones al Science Media Centre de Reino Unido.

Alerta sanitaria o situación esperada

Cada año se producen episodios de hepatitis no filiada (de origen desconocido), por lo que encontrar casos no es por sí solo una señal de alarma. Por lo tanto, lo reseñable no es hallarlos, sino hacerlo por encima de lo esperado como ya han hecho varios estados.

“En España no estamos en una situación que sea diferente de la esperada en cuanto a la proporción de casos. Pero como se hace siempre, cualquier episodio ha de ser estudiado para ver la posible causa y hacer seguimiento. No se puede menospreciar esta situación”, subraya Rodríguez.

“El problema es que encontrar al responsable o responsables de estos cuadros de hepatitis no será fácil, puede llevar varias semanas”, puntualiza Berenguer, responsable del grupo de Hepatología y Trasplante Hepático del Instituto de Investigación Sanitaria La Fe.

“Hacen falta muchos datos para que el hallazgo de una posible causa sea creíble. Y hoy por hoy en nuestro país no contamos con ellos. Pero en Reino Unido estoy seguro de que se está progresando de forma más acelerada”, concluye Rodríguez.