AbiyánCosta de Marfil.

 

La COP15 contra la desertificación, que culminó el viernes en Costa de Marfil, se comprometió a «acelerar la restauración de mil millones de hectáreas de tierras degradadas de ahora hasta 2030», indicó la declaración final de la conferencia.

Se trata de una de las decisiones tomadas tras once días de trabajo en la 15ª Conferencia de las Partes (COP) de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULCD), que reunió a unos 7.000 participantes.

La COP15 se compromete también a «reforzar la resiliencia ante la sequía identificando la expansión de zonas áridas», a «combatir las tormentas de arena y de polvo y otros riesgos crecientes de catástrofes» o a «abordar las migraciones forzadas y los desplazamientos provocados por la desertificación y el deterioro de tierras».

Ibrahim Thiam, secretario ejecutivo de la CNULCD, señaló durante la rueda de prensa de clausura que «si restauramos las tierras, reducimos las emisiones (de CO2) y las devolvemos al suelo».

El primer ministro marfileño, Patrick Achi, invitó durante la ceremonia de clausura «a todas las partes a demostrar eficacia y celeridad en la implementación de proyectos ya identificados o de aquellos que emergerán en el futuro».

La COP15 celebrada en la ciudad de Abiyán se inauguró el 9 de mayo en presencia de nueve jefes de Estado africanos, que subrayaron los efectos negativos de la sequía y la desertificación para su continente y la «urgencia» de solucionarlo.

El anfitrión, el presidente marfileño Alassane Ouattara, señaló que la conferencia se celebraba «en un contexto de urgencia climática que impacta duramente nuestras política de gestión de la tierra y agudiza el fenómeno de sequía».

El presidente de la República Democrática del Congo, Félix Tshisekedi, destacó por su parte «el alargamiento de las estaciones secas» en África y «el avance de los desiertos del Sáhara y el Kalahari».

En un mensaje de video, el presidente francés Emmanuel Macron dijo que «la desertificación tiene el rostro de más de 3.200 millones de personas que viven en tierras degradadas en todo el mundo». «Es urgente actuar», añadió.