Por Liliana Morán Rodríguez, Ciencia UNAM

América salió a trabajar como conductora de una aplicación de transporte privado, estuvo desaparecida por varios días, luego supimos que fue asesinada. Dejó a dos pequeños niños y a sus conocidos en shock.

Así existen al menos 27 mil 133 historias de mujeres y niñas que fueron asesinadas en nuestro país, entre los años 2015 y 2022, según el Senado de la República.

El estudio del Senado arrojó que en el 64.6% del total de feminicidios registrados entre 2015-2022 se utilizaron elementos distintos a un arma blanca o arma de fuego, es decir, fueron asesinadas con gran crueldad y con la intención de prolongar el dolor (golpes, estrangulamientos, asfixia, envenenamiento, en otros).

“La violencia de género es toda acción u omisión que pueda causar daño intencional.  Además de la evidente, también existe la “sutil”, aquella que hemos aprendido a través de las construcciones sociales, de las prácticas culturales, de la educación o de lo que se nos asignó desde que nacimos mujeres y se nos dijo el cómo deberíamos ser en nuestra sociedad, diferente al deber ser de los hombres”, explica la doctora en Elizabeth Vera Gómez, investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

  • Una de cada tres mujeres sufre violencia de género durante su vida.  ONU

Desde el año 1993 existe un aumento desmedido de homicidios de mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua, por lo que también se habla de las “muertas de Juárez”. En la gran mayoría de los casos, las desapariciones forzadas incluían violencia sexual y diversas formas de maltrato, influenciado por una cultura de discriminación contra la mujer.

La constante problemática del aumento de feminicidios y desapariciones de mujeres y niñas llevó a que en México se promulgara la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV) en febrero del año 2007, el camino para que se tipificara el delito como feminicidio, pues se les asesina por el hecho de ser mujeres.

La investigadora refiere que la LGAMVLV respondió a una serie de compromisos internacionales que México tenía ya firmados y también se dio a raíz de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) respecto al caso del Campo Algodonero en Ciudad Juárez. Se refiere a la responsabilidad internacional del Estado por la falta de diligencia en las investigaciones relacionadas a la desaparición y muerte de algunas mujeres.

La presión internacional ante estos casos obligaron a que se reconociera a la violencia feminicida como un concepto jurídico de violencia contra las mujeres, pero no se podían dejar de lado otros tipos.

“Se hizo importante poder definir cuáles son las formas en que se ejerce la violencia, fue una lucha también que se dio al interior, la redacción y creación de la ley no fue fácil; pero en el consenso se definieron los cinco tipos de violencia de acuerdo con los daños que produce: física, económica, emocional, sexual, psicológica, que se dan tanto en la vía pública como en el ámbito privado”, relata la abogada especialista en estudios críticos de género.

La violencia contra las mujeres no sólo son asesinatos o desapariciones. Seguramente conocemos a alguien, somos o hemos sido protagonistas de historias de violencia, maltrato, acoso, hostigamiento y sufrimiento.

 

Guadalupe comenzó viviendo violencia emocional de su pareja, viviendo juntos comenzó a sufrir violencia económica, misma que se agudizó cuando tuvieron un hijo. Luego de varios intentos de ir y venir de casa de su agresor, al querer reiniciar una vida lejos de él, un día ya no pudo entrar y se le negó ver a su bebé. Pasó un víacrucis para recuperarlo y obtener protección.

La violencia vicaria es la que tiene como objetivo dañar a la mujer a través de sus seres queridos, especialmente de sus hijas e hijos o de sus padres. Recientemente se empieza a reconocer que también a través de sus animales de compañía.

Y es que las mujeres viven violencia principalmente en el entorno íntimo. En México, los años más violentos para las niñas y adolescentes corresponden a 2020 y 2021, por lo menos 115 y 111 menores fueron asesinadas por razones de género, en muchos casos, por alguien de su propia de su familia y/o entorno cercano.

La amiga que tiene un novio que la humilla e insulta constantemente; la prima a la que su esposo no la deja trabajar o estudiar; la vecina que está aislada de toda red de apoyo y debe quedarse en casa para atender a su marido e hijos; la chica que adelgazó repentinamente y cambió radicalmente su forma de vestir luego de su nuevo novio; tú la que acepta relaciones abusivas donde eres usada y eres maltratada emocionalmente…

Pero la violencia sale de casa, se replica en otros espacios. La ley reconoce que la violencia se da en distintas modalidades y ámbitos.

  • Laboral
  • Docente/Educativo
  • Familiar
  • Comunitario/espacio público
  •  Institucional
  • Digital

El chiflido y las miradas lascivas mientras caminas por la calle; el jefe que te trataba “diferente” y luego te invitó a un hotel; el compañero de trabajo que te hace “bromas” sobre tu apariencia; el profesor que te reprobó porque no dejaste que te acosara; el ex que compartió las fotos de desnudos que le mandaste; el personal médico que te maltrató durante el parto o la cesárea.

¿De dónde viene?

“La violencia de género contra las mujeres es consecuencia del patriarcado: el dominio del hombre y la discriminación estructural hacia lo considerado “femenino” que históricamente hemos vivido las mujeres. De esta forma, la sociedad nos ha colocado en una situación de subordinación frente a los hombres (machismo)”, asegura la doctora Elizabeth Vera.

En muchas ocasiones invisibilizamos la violencia porque las acciones las consideramos normales, porque tradicionalmente así era la forma de vida y así se ha venido educando por generaciones.

Quizá te tocó que te dijeran cómo sentarte, cómo vestirte y cómo hablar para no “provocar” a los hombres; o te dijeron que tú no podías salir a una fiesta sola como tu hermano porque eres mujer; o te enseñaron a servir, complacer y facilitarle la vida al hombre proveedor.

Y eso también es violencia “suavizada”, conocida como micromachismos: gestos sexistas muy sutiles, que ayudan a perpetuar roles de género, siempre contra las mujeres.

El patriarcado no se ha quedado en las relaciones familiares o las costumbres de casa, se proyecta en todo el orden social, principalmente en las formas comunes de gobierno como las instituciones sociales, educativas, religiosas y políticas.

De ahí que se había normalizado que, históricamente, hemos tenido menos oportunidades a los empleos, a la igualdad de salarios, a la educación, a los recursos, al uso de nuestro propio patrimonio, a decidir sobre nuestros cuerpos y nuestra sexualidad.

La violencia se ejerce sobre las mujeres en distintas etapas de la vida: infancia, adolescencia, edad adulta y vejez.

“La vigilancia, apropiación y control de los cuerpos y vidas de las mujeres no les permite gozar de una completa igualdad de oportunidades y derechos. En este sentido, el feminismo ha vivido en una lucha constante por el reconocimiento de nuestros derechos”, explica la doctora Vera, también especialista en antropología jurídica.

Explica que los estudios feministas y su activismo han logrado cambios jurídicos y sociales como el control de nuestro cuerpo como derechos sexuales y reproductivos: el poder decidir cómo, cuándo dónde y con quién. No sólo se limita a la violación o al acoso sexual, sino también el poder decidir en todos los sentidos que queremos hacer con nuestra sexualidad, que podamos decidir si queremos ser madres o no, si queremos usar métodos anticonceptivos o no.

 AYUDA O DENUNCIA

-En una emergencia marca al 911

-Asesoría del Consejo Ciudadano, llama al 55 5533 5533 o a Línea Mujeres llamando al 55 5658 1111

-Denuncia https://mujeresseguras.cdmx.gob.mx/como-denunciar/

-Busca asesoría en Línea Mujeres: https://311locatel.cdmx.gob.mx/

-Denuncia en CDMX: https://mujeresseguras.cdmx.gob.mx/como-denunciar/

-En otros estados: Instituto Nacional de las Mujeres

-UNAM 01800-ABOGRAL (01800-226-4725) o 5622-2222 Ext. 82634, 82635, 82666, 82667 y 82668. Mediante correo electrónico a las direcciones: 01800abogral@unam.mx y denunciaunad@unam.mx.

-Si sufres violencia digital denuncia marcando al 088 o en línea: https://www.gob.mx/gncertmx