Estados Unidos.
Hasta ahora, las principales causas de la pérdida de diversidad global han sido la sobreexplotación y la alteración de los hábitats pero, a medida que el cambio climático se intensifique, se convertirá en la tercera gran amenaza para los animales de la Tierra.
Así lo advierte un estudio realizado por científicos de Estados Unidos y México, cuyos detalles se han publicado este martes en la revista BioScience.
El análisis, que cifra en más de 3.500 el número de especies animales amenazadas por el cambio climático, arroja luz sobre las enormes lagunas existentes en la comprensión plena del riesgo que corre el reino animal.
«Estamos al principio de una crisis existencial para los animales salvajes de la Tierra», advierte el director del estudio, William Ripple, catedrático de Ecología de la Universidad Estatal de Oregón.
«Hasta ahora, la causa principal de la pérdida de biodiversidad ha sido la doble amenaza de la sobreexplotación y la alteración del hábitat, pero a medida que se intensifique el cambio climático, esperamos que se convierta en una tercera gran amenaza para los animales de la Tierra», resume.
Más de 70.000 especies
El equipo analizó datos de 70.814 especies animales de 35 clases, utilizando dos conjuntos de datos públicos sobre biodiversidad para evaluar la vulnerabilidad al cambio climático en las poblaciones de animales salvajes.
Descubrieron que al menos una cuarta parte de las especies de seis clases diferentes están amenazadas por el cambio climático, incluidos arácnidos y chilopodos (ciempiés), antozoos e hidrozoos (invertebrados marinos relacionados con medusas y corales).
«Nos preocupan especialmente los animales invertebrados del océano, que absorben la mayor parte del calor del cambio climático. Esos animales son cada vez más vulnerables debido a su limitada capacidad para desplazarse y eludir rápidamente las condiciones adversas», comenta Ripple.
El estudio advierte que los fenómenos extremos como las olas de calor, los incendios forestales, las sequías o las inundaciones, pueden provocar mortalidad masiva en los animales, lo que, a su vez, afectará a la retroalimentación del ciclo del carbono y al ciclo de los nutrientes.
«Esos efectos también repercutirán probablemente en las interacciones entre especies, como la depredación, la competencia, la polinización y el parasitismo, que son vitales para el funcionamiento de los ecosistemas», avisa el catedrático.
Ejemplos de mortalidad masiva
El estudio documenta numerosos colapsos poblacionales relacionados con el cambio climático como la desaparición de más de 10.000 millones de cangrejos de nieve en el Mar de Bering desde 2018 y las 7.000 muertes de ballenas jorobadas relacionadas con olas de calor en el Pacífico Norte.
Además, el calentamiento del agua ha reducido un 90% las poblaciones de moluscos de la costa de Israel, un ejemplo que demuestra lo susceptibles que son los invertebrados, apuntan los autores.
Pero la mortalidad masiva no se ha limitado a los invertebrados: En 2015 y 2016, cerca de 4 millones de meros comunes de la costa oeste de Norteamérica murieron de hambre a causa de una alteración de la red alimentaria provocada por una ola de calor marino extremo que también provocó una disminución del 71% en el bacalao del Pacífico.
Frente a estos datos, los autores están preocupados por la poca información recopilada sobre los riesgos del cambio climático para la fauna salvaje.
Y es que mientras que se ha evaluado el estado de conservación del 72,6% de las especies vertebradas mediante el proceso de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, solo el 1,6% de los invertebrados ha recibido una atención similar, a pesar de constituir la gran mayoría de la biodiversidad animal.
Comprender el riesgo es crucial
«Puede que nos estemos acercando a puntos de inflexión en lo que respecta al impacto del cambio climático sobre los animales de la Tierra. Prevemos que los futuros riesgos de extinción y las mortalidades masivas debidas al cambio climático no sólo aumentarán, sino que se acelerarán enormemente con cada fracción de grado de aumento de las temperaturas globales», avisa el estudio.
En este contexto, «comprender el riesgo es crucial para tomar decisiones políticas con conocimiento de causa», afirma Ripple, quien defiende la necesidad de contar con «una base de datos mundial sobre mortalidad masiva debida al cambio climático para las especies animales de todos los ecosistemas, y acelerar la evaluación de las especies actualmente ignoradas».