ParísFrancia. 

Un grupo de científicos encontró un diente de niño de al menos 130.000 años de antigüedad en Laos, perteneciente a los hombres de Denisova, emparentados con los neandertales, lo que demuestra que esta especie vivió en Asia del sureste, según un estudio publicado el martes.

El hombre de Denisova fue identificado en 2010 en una gruta de Siberia. Gracias al análisis de ADN de un pequeño hueso de dedo, los paleontólogos pudieron secuenciar el genoma completo. 

En 2019, los científicos también hallaron una mandíbula con grandes dientes en la meseta tibetana, demostrando que la especie también vivió en esa zona de China.

Pero aparte de estos fósiles, la comunidad científica no tenía otros elementos para estudiar el hombre de Denisova, excepto el de los genes. Antes de desaparecer, la especie se mezcló con el Homo sapiens y dejó el rastro de su ADN en las poblaciones actuales del sureste asiático y Oceanía.

Los genetistas dedujeron que «los ancestros modernos de estas poblaciones se ‘hibridaron’ con los denisovanos en el sureste asiático«, dijo a AFP el paleoantropólogo Clément Zanolli, coautor del estudio publicado el martes en Nature Communications.

Pero faltaba la «prueba física» de su presencia en esta parte del continente asiático, agrega el investigador del CNRS, el centro nacional francés de investigación científica.

Hasta que un equipo de científicos decidió excavar la gruta de Cobra, en el noreste de Laos.

La cueva, situada en una montaña, fue descubierta en 2018 por espeleólogos cerca del yacimiento de Tam Pa Ling, donde ya se habían descubierto restos humanos. Los sedimentos conservados en las paredes contenían fragmentos de huesos de animales, así como una muela.

El diente tenía una morfología «típicamente humana», cuenta Clément Zanolli. El estudio señala que probablemente pertenecía a un niño de entre 3 a 8 años.

Como era muy antiguo, fue imposible datarlo por radiocarbono. Además, su ADN estaba mal preservado debido al clima cálido y húmedo, subraya el paleoantropólogo Fabrice Demeter, coautor del estudio.

 

– Fechar los sedimientos –

 

Los investigadores decidieron sortear el obstáculo datando los sedimentos que contenían los restos dentales y luego la capa superior. Obtuvieron un rango de entre 160.000 a 130.000 años de antigüedad.

A continuación, estudiaron el interior del diente, exportado temporalmente a Dinamarca.

«Las proteínas nos permitieron identificar el sexo, femenino, y confirmar que pertenecía al género Homo», explica Fabrice Demeter, investigador de la Universidad de Copenhague afiliado al Museo Nacional de Historia Natural de París.

Sorprendentemente, la estructura interna del diente resultó ser cercana a la de los molares del hombre de Denisova de Tíbet. Y podía distinguirse fácilmente de otras especies.

El único problema es que tenía característica comunes con los Neandertales, genéticamente cercanos a los denisovanos.

«Pero nos inclinamos por Denisova porque nunca hemos encontrado pruebas de que los neandertales se desplazaran tan hacia el este», precisa Zanolli.

El estudio concluye que los denisovanos ocuparon esta zona de Asia y se adaptaron a una amplia gama de entornos, desde altitudes frías hasta climas tropicales.

Una «versatilidad» que sus primos neandertales no parecían poseer, ya que estaban más presentes en las regiones frías de Occidente, explica Fabrice Demeter.

Fue en los trópicos donde los últimos denisovanos pudieron encontrarse y mezclarse con grupos humanos del Pleistoceno, que transmitieron su herencia genética a las poblaciones actuales del sureste asiático.