Perú.

Estos son los cultivos en las pampas inundables de Acora, en el departamento de Puno, en la frontera de Perú y Bolivia. Se decía que eran geoglifos hechos por extraterrestres, pero en realidad son los Waru Waru, que son sembrados realizados con una milenaria técnica prehispánica que las comunidades de esta región comenzaron a rescatar para salvar sus cultivos de los incesantes cambios climáticos.

En 2023 la temperatura por las heladas alcanzó los -20 grados en Puno. “El Waru Waru es un sistema agrícola en el que podemos enfrentar el cambio climático que ha venido afectándonos porque ha variado las estaciones del año. Entonces esta tecnología nos permite subsistir o resistir”, señaló el campesino César Cutipa.

En estas pampas poco fértiles del altiplano, las comunidades implementaron seis Waru Waru. Los campesinos abren surcos en las zonas inundables para hacer camas rectangulares de tierra donde siembran papas nativas: quinua y cañihua considerados superalimentos. Llegan a tener un metro de altura y 100 metros de largo por entre cuatro y diez metros de ancho. El agua alrededor crea un microclima que mitiga el efecto desfavorable de las heladas, permitiendo el desarrollo de los cultivos.

“Se llama efecto de termorregulación, donde el agua se evapora de día y eso mantiene el calor durante la noche, justo durante la helada”, indicó el ingeniero agrónomo Gastón Quispe.

En 2023, cuando Puno sufrió uno de los peores periodos de sequía en casi seis décadas, el uso de esta técnica permitió a los campesinos hacer frente al déficit hídrico y a la escasez de alimentos.

“Los campos elevados se han desarrollado en las zonas o en las pampas altiplánicas inundables del lago Titicaca, tanto al lado peruano como en el lado boliviano. Y ha sido precisamente esta privilegiada ubicación y también estas condiciones climáticas un tanto adversas, difíciles. Para muchos estudiosos, los suelos del altiplano son considerados como pobres, secos”,  dijo el arqueólogo Velko Marusic, del ministerio de Cultura en Puno. Pero con esta técnica los agricultores logran sembrar sus productos, combatir heladas y fertilizar los suelos.

Sus orígenes se remontan a 2000 años de antigüedad en la región aimara, pero el imperio Inca, en el siglo XV, los dejó de usar. Los Waru Waru se comenzaron a reconstruir a partir de la década de 1990.