Por María Luisa Santillán, Ciencia UNAM-DGDC.
La resistencia a los antibióticos es cuando las bacterias se adaptan y desarrollan mecanismos para evadir el efecto de éstos y es considerada un problema de salud pública mundial. Según la OMS, cada año mueren 700 mil personas de infecciones por bacterias resistentes en el mundo. Asimismo, los cálculos, en 2017, eran que de 2014 a 2050 los gérmenes resistentes pueden causar la muerte en 10 millones de personas con un costo de 100 mil millones de dólares.
Si seguimos con este problema de resistencia antimicrobiana nos va a pasar como antes de 1940 cuando no había antibióticos, no había forma de poder combatir a las bacterias porque no había nada que fuera efectivo contra ellas”, explica la doctora Rosa María Wong, jefa de la Subdivisión de Investigación Clínica, de la División de Investigación de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Cuando entramos en contacto con una bacteria, ésta entra a nuestro organismo, se expone (una bacteria que no es resistente), se reproduce y se multiplica, posteriormente se genera una infección y viene un proceso de diseminación. Por lo general, se da tratamiento antimicrobiano, la bacteria se muere y el paciente se alivia.
Sin embargo, en otras ocasiones las bacterias son resistentes, es decir, hay una infección, las bacterias se multiplican y a pesar de que demos un tratamiento antimicrobiano tenemos una continuación, crecimiento y expresión de estas bacterias. Esto provoca que no sólo la persona continúe enferma, sino que puede agravarse e incluso llegar a la muerte, explica la doctora Wong.
Causas de la resistencia
Existen distintas estrategias por las que una bacteria se puede volver resistente a los antibióticos. Normalmente lo que hacen éstos es que se pegan a la bacteria, entran a ella, ejercen su efecto y la matan. Sin embargo, una de estas estrategias consiste en que puede mutar su receptor, lo que permite que el antibiótico ya no se pegue a la bacteria.
Otro mecanismo que usa la bacteria para volverse resistente es que utiliza la modificación del antibiótico, es decir, se pega, entra, pero adentro tiene una enzima que cambia, rompe, degrada o deshace este antibiótico y tampoco es efectivo.
Un tercer mecanismo de resistencia de la bacteria es la impermeabilidad de la bacteria, esto significa que en lugar de tener abierto un poro para que pueda pasar a través de éste el antibiótico, se cierra y ya no es posible que entre en la bacteria
Asimismo, entre las causas más importantes de la resistencia antimicrobiana se encuentran el exceso de prescripción de antibióticos y el hecho de que los pacientes no terminen su tratamiento.
“Es algo que los médicos debemos de enfatizar mucho en los pacientes, que si damos un tratamiento antimicrobiano tiene que ser un tratamiento completo, no sólo parcial, porque sino lo único que hacemos es sensibilizar a la bacteria y enseñarle como hacerse resistente”, explicó la universitaria.
Además, las bacterias también se pueden hacer resistentes por el control inadecuado de las infecciones en los hospitales y clínicas: “cuando llega un paciente a uno de estos centros con una infección provocada por gérmenes resistentes y que son difíciles de tratar entonces utilizan antibióticos de amplio espectro que pueden estar mal indicados o fueron utilizados por la emergencia, por lo que lo más recomendable es que se cuente con guías de manejo de estos antibióticos”, dijo.
Otras causas de esta resistencia son la falta de higiene y saneamiento deficientes, el uso excesivo de antibióticos en la cría de ganado y pescado y el desarrollo de nuevos antibióticos.
Diseminación de la resistencia bacteriana
Algunos determinantes que influyen en la diseminación de la resistencia bacteriana están relacionados con la evolución genética, es decir, hay bacterias que perse son resistentes a ciertos antibióticos y otras pueden ser susceptibles a varios tipos de éstos.
“Esta evolución genética se ha ido dando a lo largo del tiempo y muchas veces estas bacterias se pasan entre ellas esta información genética y se vuelven resistentes”, explica la doctora Wong.
Asimismo, dijo, muchas partes de nuestro organismo tienen bacterias, a nivel gastrointestinal tenemos millones de bacterias que tienen cierto papel fundamental en la fisiología y en el buen funcionamiento de nuestro cuerpo. Cuando damos antibióticos de amplio espectro atraemos todas estas bacterias y empiezan a proliferar algunas que sí pueden ocasionarnos alguna enfermedad.
Otra determinante para la aparición de esta diseminación son las características de la población, esto significa que en el mundo globalizado en el que vivimos el flujo de personas de un país a otro es constante, lo que favorece la aparición de gérmenes multirresistentes en todo el orbe.
Además, de que estas bacterias resistentes pueden propagarse a otros pacientes cuando éstos acuden a un hospital o clínica y hay una falta de higiene en estos centros. Finalmente, otro determinante para su aparición son el médico y las prácticas de prescripción, es decir, algunos médicos no buscan o leen con detenimiento qué tipo de antibiótico están prescribiendo, dijo la universitaria.
Participación de todos
En 2018, en el Diario Oficial de la Federación se publicó la Estrategia Nacional contra la Resistencia a los Antimicrobianos, la cual involucra a todos los sistemas de salud como los Instituto Nacionales de Salud, el IMSS, el ISSSTE, Sedena, Pemex.
La doctora Wong explica que esta estrategia está enfocada en cuatro aspectos: educación, vigilancia, desarrollo técnico y prevención de enfermedades infecciosas.
Agrega que algunos de los desafíos en materia de resistencia antimicrobiana involucran al personal de salud, el cual es fundamental en la conservación de la capacidad de los mecanismos antimicrobianos, por lo que es necesario capacitarlo para que identifique el tipo de infección, que no cedan a la presión de los pacientes para prescribir antibióticos y proporcionarle información actualizada sobre estos temas.
“Cómo podemos ayudar todos en la población en este problema de resistencia, con el lavado de manos, preparar alimentos en forma higiénica, evitar el contacto con personas que están enfermas, tomar agua limpia y potable, mantener al día la cartilla de vacunación, evitar riesgos durante las relaciones sexuales, no dar antibióticos a otras personas y seguir las recomendaciones de un profesional de salud”, concluye.
Puedes consultar la nota original aquí: http://ciencia.unam.mx/leer/957/resistencia-antimicrobiana-un-desafio-de-salud-publica
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