Colombia.

¿Alguna vez te has imaginado cómo sería el mundo si todos pudiéramos regalar una sonrisa? En el Cauca, esa idea ha dejado de ser un sueño para convertirse en una realidad palpable. Una alianza entre la Universidad del Cauca, el Hospital Susana López de Valencia, la Fundación Operación Sonrisa y otras organizaciones está transformando la vida de niños y niñas con labio fisurado y paladar hendido.

Esta es una historia de compromiso, amor y segundas oportunidades. John Anthony y Lían Emmanuel son dos pequeños grandes héroes. Nacieron con una condición genética que les dificultaba acciones tan cotidianas como hablar, comer o sonreír. Pero hoy, gracias a un trabajo en red, sus vidas han cambiado.

«Con esta operación sonrisa me siento feliz, agradecida», cuenta Lorian Pardo Méndez, madre de John Anthony. Luz Maribel Musé también expresa su emoción: «Mi hijo ya ha pasado por el primer proceso y ahora por el segundo. Me parece excelente”.

Algunos nacen con labio fisurado y/o paladar hendido. Lo que hace que para ellos actividades del día a día, como hablar, comer y sonreír, sean muy difíciles y se conviertan en todo un desafío. “El labio paladar hendido es una condición genética en la que las estructuras como el labio, los alvéolos y el paladar pueden verse afectados a nivel estructural, lo que puede generar inconvenientes a futuro con la lactancia materna, a nivel de comunicación puede alterar el lenguaje debido a que a veces no se estimula correctamente a los niños que poseen esta condición y a nivel general, el desarrollo de su habla puede verse impedido”, dijo una experta.

Es por eso que el trabajo integral es clave. Profesionales y estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad del Cauca —de áreas como fonoaudiología, enfermería, fisioterapia, pediatría y medicina general y familiar— se unieron para brindar atención antes, durante y después de las cirugías.

«Hicimos una articulación interinstitucional donde la Universidad del Cauca cumple un papel fundamental», explica el equipo médico.

Gracias a esta alianza, se ha implementado un piloto que, de seguir siendo exitoso, podría replicarse en otros departamentos del país. Cada palabra que estos niños logran pronunciar, cada bocado que pueden saborear, y cada sonrisa que se dibuja en sus rostros, es el resultado de un proceso lleno de dedicación y cariño.

«Ya ha soltado más la lengua, me habla más, come mejor. Ha sido un proceso muy bonito con él”, relata una madre.

Una sonrisa puede cambiarlo todo. Puede iluminar el día más gris, sanar heridas invisibles y sembrar esperanza. En el Cauca, esa sonrisa se cultiva con ciencia, vocación y empatía, porque cuando se trabaja en conjunto, cuando se pone el corazón en lo que hacemos, regalar una sonrisa se convierte en el acto más poderoso del mundo.

Por: Canal Zoom.