Por Elisa Domínguez Álvarez-Icaza, Ciencia UNAM-DGDC

En medio de la carretera hay un deslizamiento de tierra que corta el paso. Nadie, ni los viajeros, el seguro, las autoridades y las personas vecinas saben qué pasó. En medio de la confusión, llega a la escena un perito geólogo. Es quien puede determinar si fue por causas naturales o porque talaron el bosque hace unos meses, construyeron casas o caminos donde no debían.

Solo quien conoce cómo funcionan dichos procesos puede aclarar qué sucedió. Como esta, hay situaciones que requieren el conocimiento de la geología. La ciencia que estudia la Tierra ofrece explicaciones ante los crímenes violentos, los daños al ambiente y al bienestar, entre miles de historias de impunidad.

La geología forense es “la ciencia que aplica los conocimientos y técnicas de la geología al estudio y esclarecimiento de posibles actos delictuosos”, explica la doctora Elena Centeno García, investigadora del Instituto de Geología de la UNAM.  Se encarga de las  acciones que violan las leyes, sean individuales, colectivas, de salud pública o ecológico-ambientales.

Leer la tierra

Saber cuál es la naturaleza de los materiales geológicos abre los ojos a las alteraciones que se presentan y a sus posibles vínculos con algún acto delictivo. Por ello, la geología forense se nutre de diferentes ramas para ofrecer diagnósticos precisos, ejemplifica Centeno, quien fue la primera mujer en graduarse como Ingeniera Topógrafa e Hidrógrafa de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

Imaginemos la detención de un camión lleno de rocas que, se intuye, fueron extraídas de un área natural protegida. La paleontología (el estudio de los fósiles) puede ayudar a saber de dónde provienen, si es que los materiales contienen restos que fungen como evidencia. Al explorar la cantera de donde se extrajo el material, los conocimientos de la sedimentología y la estratigrafía, que estudian las propiedades y las capas de las rocas, pueden ayudar a reconstruir la escena del crimen.

En otro escenario, si hay una fosa clandestina, al conocer la disposición natural de los materiales y notar disparidades con el material de relleno, se puede hacer un análisis estratigráfico, para saber cuándo y cómo fue alterado el lugar. Si encuentran un cuerpo con polen en la ropa, pueden indagar de qué lugar proviene gracias a la palinología, el estudio del polen.

Las posibilidades más frecuentes se relacionan con el suelo, desde analizar los residuos en los zapatos de los presuntos involucrados hasta identificar en donde hay un enterramiento. Las ciencias del suelo, la pedología y la edafología, proveen la información que comúnmente registra actos delictivos.

La mineralogía ayuda a identificar y rastrear los minerales que contienen los materiales. Se pueden utilizar ramas tan minuciosas como la petrología, que es el estudio de las rocas en láminas delgadas vistas al microscopio, o mayor escala, según los supuestos de la geología ambiental.


La geología forense puede analizar las emanaciones de gas y las explosiones. Se estudia la geoquímica isotópica del metano y del dióxido de carbono para saber su origen. Si fue producto de la fermentación, quiere decir que a lo mejor había un basurero clandestino que detonó la emanación de metano y la explosión. Puede que se determine que se relaciona con gas microbiano tipo marino, o con gas natural liberado por la ruptura de una tubería.

Los análisis de ADN se pueden aplicar a derrames petroleros, para descubrir si son de las chapopoteras, es decir, naturales, o si es un combustible de mucha profundidad. Se hace un estudio cromatográfico para entender la materia orgánica que lo conforma y determinar de dónde viene.

En relación con la geología, se encuentra la geofísica. En la búsqueda de túneles y objetos y cuerpos enterrados, el radar de penetración es una de las técnicas que más se utiliza. Envía ondas que ayudan a localizar una toma ilegal por un ducto clandestino, por ejemplo.

Cuando una bomba nuclear hace una detonación, se produce un pequeño sismo que los sismógrafos pueden detectar. Con la información sísmica y microsísmica se han detectado pruebas nucleares ilegales. Otras herramientas como los mapas, las imágenes satelitales y los GPS, pueden ayudar a localizar, trazar rutas y encontrar actividad ilícita. El mapeo térmico con drones ha permitido ubicar personas desaparecidas.

Una ciencia, muchas aplicaciones

La geología es una ciencia poco conocida, señala Elena, quien se convirtió en la primera mujer en presidir la Sociedad Geológica Mexicana y continuamente aboga por incentivar la participación de los jóvenes, especialmente mujeres, en las Ciencias de la Tierra.

Las personas la asocian exclusivamente con la exploración o explotación de recursos, como los yacimientos minerales o petroleros, expresa la académica, cuya investigación se enfoca en la relación entre la tectónica y la sedimentación.

La realidad es que hay gran diversidad. Además de la geología forense, existe la gemología, que estudia la identificación de joyas, piedras preciosas y su avalúo; presente en la joyería, el arte y las antigüedades.

La investigadora menciona que las personas tampoco saben de la existencia de la geología médica, que estudia la relación entre el cuerpo y los materiales en la tierra, tanto los contaminantes, como las anomalías naturales de los elementos y los minerales.

El geólogo estudia estas anomalías en el ambiente, su biodisponibilidad y cómo se transmite al humano y a otros seres vivos, como las plantas. Cuando son elementos producto de la contaminación del ambiente, o sea, provocados por el humano, ya sea por la minería o la agroindustria, califican como delitos de salud pública, dentro de lo que contempla la geología forense.

Una realidad que la reclama

Hay muy pocas personas en México dedicadas a la geología forense, es una especialidad que no se cubre en los servicios de peritaje. Se ha identificado que en el país tradicionalmente se ocupan médicos, químicos, antropólogos, sin tomar en cuenta la información que aportan las ciencias de la Tierra.

Hay países más avanzados en la materia. Por ejemplo, en Estados Unidos, la geología forense existe como carrera e inclusive hay áreas de especialización, libros, cursos y posgrados. En Rusia, hay un centro en Siberia dedicado a la geología forense. Los ingleses también han ahondado en el tema.

Por ello, se ha buscado la colaboración internacional. Desde hace unos años se está trabajando en crear una materia optativa para la carrera de Ciencias Forenses, entre otros grados afines. Un paso importante es formar a las personas y brindar oportunidades de desarrollo.

En México, si bien aún no se logra estandarizar estos procesos, hay esfuerzos concretos que surgen de iniciativas personales. “La geología y geofísica tienen un nicho que puede aportar mucho. Yo quisiera no tener que hacer trabajo forense, que no hubiera crímenes. Pero en estas situaciones desafortunadas los científicos pueden ayudar”, puntualiza la investigadora.