México.

Dunas, Manglar y Marisma se combinan de manera peculiar en este lugar. La Isla El Rancho en Bahía Santa María Sinaloa. Este sitio es fundamental para un ave en particular. Se trata de la subespecie del Ostrero americano, que habita únicamente en ambas costas de la península de Baja California y a lo largo de la costa occidental de México hasta Nayarit. Resalta por su cabeza negra y pico grueso color naranja que utiliza para buscar alimento en el sedimento, hacer cortejo y construir sus nidos. Coloca sus huevos en la arena, en donde hay poca depredación y mucho alimento. Por su color se mimetizan con la arena.

No sabemos si este individuo es hembra o macho pues los ostreros no tienen diferencias sexuales a simple vista, pero ambos se encargan de incubar los huevos y cuidar los pollos. Algunos individuos en edad de reproducirse son jóvenes inexpertos. Su éxito reproductivo depende de las condiciones ambientales.

Es posible que este ostrero se haya dado cuenta que alguien lo está observando, pues son muy sensibles a la presencia de humanos y de los depredadores de sus huevos, como las gaviotas y los coyotes. Llegan a vivir hasta 20 años y se piensa que solo tienen una pareja a lo largo de su vida. Si su pareja muere, no buscarán otra. 

En el rancho se calcula que durante el invierno pueden encontrarse 60.000 individuos de 20 especies de aves, algunas residentes y otras migratorias. Las islas y lagunas costeras de Baja Santa María son sitios de alimentación, descanso, reproducción y anidación de aves playeras como el ostrero.

Adaptadas a vivir en ambientes inundables encuentran aquí comida suficiente en cantidad y calidad. Son primordiales para la conservación de los humedales que nos suministran alimento, reciclan nutrientes, protegen las costas y ofrecen paisajes únicos.

Esta subespecie de ostrero americano y otras seis especies de aves playeras están catalogadas en peligro de extinción por las autoridades mexicanas. Investigadores del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM llevan a cabo el primer estudio en la región sobre ostrero americano.

Después de estudiarlo varias temporadas han encontrado que las islas El Rancho y Melendrez de Baja Santa María albergan al 11% de todos los individuos que existen de esta subespecie de aves. Aquí encuentran lugares adecuados para reproducirse. Si estos hábitats se deterioran o se pierden, los ostreros serían gravemente afectados, por lo que son fundamentales para su conservación.

Proteger al ostrero y a las demás aves playeras es fundamental para estos ecosistemas. Conservarlas significa mantener una pieza del balance de la naturaleza y también de nuestro bienestar.

Por: Dirección General de Divulgación de la Ciencia UNAM.