Guadalajara, Jalisco.
Hace siete años que Manuel Monteagudo volvió a nacer después de 35 años en coma, le costó asimilar el nuevo rostro que vio en el espejo y muchas otras cosas más que habían cambiado.
Pero tuvo claro que aprovechará su vida para dar las gracias a la mujer que lo salvó: su novia desde que él tenía 18 años y ella 15. Aunque cuando abrió los ojos estaba solo, no tardó en aparecer su mujer.
Convencido de que sólo había pasado un día de aquel fatídico 28 de febrero de 1979. “Cuando me puso el espejo delante, yo le dije: ‘No, no, no, no, ese no soy yo, ese es un viejo. Yo tengo 22 años”, contó Manuel.
Luego de una caída mientras trabajaba como electricista naval en un barco mercante alemán que se encontraba en Basora (Irak), la que lo sumió en un sueño de 35 años, quizá por eso una de las cosas que más odia es dormir.
Ahora escribe poesía, ya lleva varios libros y la pandemia le sirvió para avanzar en sus obras.
Apenas tiene secuelas, no puede bajar de peso ni bajar la cabeza demasiado tiempo porque se marea, lo que le ha apartado de una de sus grandes pasiones: el mar, que ahora visita cuando no le queda más remedio que cerrar los ojos.
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