Panamá.

El Plan de Manejo de la Cordillera de Coiba, un área protegida de casi 68 mil kilómetros cuadrados situada en Panamá, promueve la pesca con caña y línea, una técnica desconocida en la región del Pacífico Oriental Tropical que promete factibilidad económica y biológica.

«Panamá va a servir, por decirlo así, de pequeño laboratorio con respecto a este nuevo arte» pesquero, dijo el investigador senior del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI, por sus siglas en inglés) Héctor Guzmán, líder del equipo multidisciplinario que creó el Plan de Manejo del área protegida de la Cordillera de Coiba.

En una entrevista con Efe, el biólogo marino explicó que en la región del Pacífico Oriental Tropical, conformada por Ecuador Costa Rica, Colombia y Panamá, «ninguno (de esto países) tiene esta práctica» pesquera, que es «altamente selectiva» e impide la dañina pesca incidental.

Los recursos pesqueros de importancia comercial en el área protegida son las especies altamente migratorias, como los atunes y los dorados, según se indica en el Plan de Manejo del Área de Recursos Manejados Cordillera de Coiba (ARMCC).

El ARMCC fue creada en septiembre de 2015 con una superficie inicial de 17.223,52 kilómetros cuadrados (km2) y fue ampliada mediante el Decreto Ejecutivo 138 de 8 de junio de 2021 hasta los 67.908,98 km2, lo que permitió a Panamá cumplir anticipadamente con la Iniciativa 30×30 para la protección mundial de los océanos.

El artífice de la ampliación fue el doctor Guzmán.

UNA CRECIENTE PESCA DE ATÚN EN EL ÁREA PROTEGIDA

Dado que el área protegida de la Cordillera de Coiba está en el océano y cuenta con profundidades de entre 300 y más de 4 mil 700 metros, los pescadores artesanales no llegan, pero sí lo hacen los industriales y semi industriales.

En el Plan de Manejo se indica que la pesca de atún por parte de embarcaciones industriales extranjeras y nacionales dentro del área protegida tendió a aumentar a partir de la década del 2000.

Guzmán recalcó que el decreto que amplió el área protegida de la Cordillera de Coiba prohíbe la pesca con palangre, que consiste en una serie de líneas de anzuelos y es muy utilizada para la captura del atún, entre otros.

Pero el decreto sí permite la pesca con cañeros, que además tiene la ventaja de que el pescador puede controlar que solo se capturen especímenes «adultos, que se han reproducido, y eso sí es pesca sostenible realmente».

MÁXIMO CUATRO BARCOS CON HASTA 22 CAÑEROS EN UNA PRIMERA FASE

En dos tercios del área protegida de la Cordillera de Coiba está totalmente vedadas a la explotación, mientras que en el tercio restante solo se puede pescar hasta 70 metros de profundidad.

El Plan de Manejo propone que en este polígono abierto a la pesca se desplieguen durante un año y medio un máximo de cuatro embarcaciones con hasta 22 pescadores o cañeros.

«La intención es que los biólogos pesqueros tengan la capacidad de monitorear y comprobar» que con la pesca de caña y línea «de hecho existe una factibilidad económica y también ecológica», dijo Guzmán.

Recalcó que los pescadores industriales y semi industriales «están de acuerdo» con esta técnica, y que así quedó claro en las consultas realizadas durante la creación del Plan de Manejo, que fue «consensuado» con las partes involucradas.

Los pescadores industriales y semindustriales «ahora hablan más de un atún de mejor calidad, bien tratado a bordo y por el que se paga hasta 4 veces más», que de montones de toneladas capturadas, afirmó.

INVERSIONES PARA DAR VALOR AGREGADO

El Plan de Manejo también propone una serie de inversiones para dar valor agregado a la pesca, para «que en lo posible se procese el producto en Panamá y se distribuya a nivel local o se exporte».

Y para eso se necesitas «inversiones en una planta procesadora, enlatadora, cosa que Panamá está muy lejano. Todo lo que se pesca aquí mayoritariamente tiene que ser procesado en Costa Rica, Guatemala o en Ecuador», señaló.

Si las cosas se hace bien, afirmó Guzmán, «este concepto de la Cordillera de Coiba podría tener consecuencias económicas importantes, sobre todo para las regiones costeras, donde habría un aumento de la empleomanía«.

Obviamente, reconoció el científico, este plan «requiere tiempo, inversionistas, donantes, filantropos interesados en que esto se ponga como un modelo para la pesca sostenible y de cómo, poco a poco la práctica va afianzándose después de este primer año y tanto. Y donde la ciencia esté comprobando las capturas para ver esa factibilidad ecológica y económica»