Shanghái, China

 

Gracias a las subvenciones del gobierno y a las cuotas obligatorias de producción, China se ha convertido en líder mundial de los coches eléctricos, cuyos fabricantes aspiran ahora a conquistar también el resto del mundo.

Los vehículos eléctricos, incluyendo 4×4 y berlinas, son las estrellas del salón del automóvil de Shanghái que se celebra estos días, con modelos de GM, Nissan, Ford o Renault.

En el inmenso mercado chino, los coches eléctricos e híbridos representan solo un 4% pero sus ventas se han disparado un 62% en 2018, hasta 1,3 millones de unidades, mucho más que los demás segmentos de este mercado.

Los grupos extranjeros en China también se han lanzado a este mercado, como Renault, que acaba de llegar al país. «Es el segmento en auge», apunta el presidente de la compañía francesa, Thierry Bolloré.

«En el vehículo eléctrico, primero hay que triunfar en China. Este país es líder en términos de reglamentación», indica Stephan Wöllenstein, el presidente de Volkswagen China.

China acapara la mitad (56%) de las ventas mundiales de coches eléctricos y el segmento está monopolizado en un 90% por las marcas locales, como las del líder BYD o de los gigantes estatales SAIC y BAIC.

«Las marcas extranjeras no han tenido mucho éxito. Quizás conocemos mejor las expectativas de los consumidores y tecnológicamente estábamos preparados desde el principio», con la contratación de ingenieros extranjeros, explica a la AFP Li Yunfei, vice director general de BYD.

Con 227.000 vehículos electrificados vendidos el año pasado, BYD es el número uno mundial del sector.

«Los chinos empezaron más rápido» pero sin la ayuda estatal no habría sido posible, apunta Laurent Petizon, un experto de AlixPartners.

El gobierno chino lleva años otorgando ventajas fiscales a los compradores de vehículos limpios, con el efecto de disparar las ventas y favorecer la oferta, con varias decenas de fabricantes.

Hasta el punto que en marzo el gobierno anunció la reducción mitad de esta subvención y que la suprimirá el año que viene, para alentar la competitividad y la innovación.

BYD está a favor de esta medida. «La última vez que endurecieron la reglamentación, en 2015, los incompetentes que abusaban de las subvenciones quedaron fuera. Este vez se trata de favorecer los mejores productos y las mejores tecnologías», apunta Li.