Honduras.
La alimentación en la infancia es fundamental para el crecimiento físico, el desarrollo cognitivo y el bienestar general de los niños. Durante los primeros años de vida, una dieta equilibrada garantiza que los menores adquieran los nutrientes necesarios para fortalecer su sistema inmunológico, mejorar su rendimiento escolar y prevenir enfermedades a largo plazo.
“Los errores más comunes que cometen los padres radican mucho en la publicidad que nos venden a través de los alimentos procesados que parecen ser saludables y normalmente no lo son. Por ejemplo, como padres tendemos a poner galletitas y jugos como merienda de los niños, lo cual no está aportando ningún nutriente más que azúcares, preservantes e ingredientes que son de mucho daño en el cerebro, en el comportamiento, en el sueño de los niños, por eso es importante que leamos etiquetas para poder saber cómo alimentar bien a nuestros hijos y lo mejor radica de lo que viene de la tierra: fruta, verduras y hojas”, explicó Ana Betanco, especialista en nutrición.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los niños en edad escolar realicen al menos tres comidas principales y dos meriendas saludables al día, manteniendo una buena hidratación y fomentando la actividad física regular.
“En la etapa escolar son varios nutrientes críticos que los niños deben de tener, dentro de ellos está el hierro, que lo encontramos obviamente en hojas verdes en los frijoles, el zinc, que lo encontramos en semillas, que normalmente tenemos la costumbre de comer semillas. Otro de los ingredientes también es la vitamina C que ayuda a su desarrollo del sistema inmunológico, por eso es importante el consumo de frutas y verduras”, detalló.
La buena nutrición en la infancia no solo previene enfermedades, sino que sienta las bases para una vida adulta más saludable y activa. Por ello, es esencial que las familias, escuelas y gobiernos trabajen de forma conjunta para asegurar una alimentación adecuada para todos los niños.
“Un niño que tiene su cerebro colapsado de azúcar difícilmente va a poder poner atención en un aula de clases, por lo tanto, su rendimiento académico se va a ver afectado porque no va a haber retención de conocimiento, debido a que ese cuerpo y ese cerebro va a estar trabajando en desechar toda la cantidad de azúcar que ha consumido. Entonces va a afectar en su rendimiento tanto escolar como en su rendimiento físico”, agregó.
Garantizar una alimentación adecuada desde la niñez no es solo una responsabilidad individual, sino un compromiso colectivo. Invertir en la nutrición infantil es invertir en el futuro de una sociedad más sana, fuerte y con mayores oportunidades de desarrollo.
Por: STVE / Andrea Torres.