Iberoamérica. 

 

Un hábito normalizado en la sociedad desde la juventud hasta la adultez. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo define como una de las amenazas de salud pública más grandes que el mundo ha enfrentado.

El tabaquismo. En el mundo hay aproximadamente 1 300 millones de consumidores de tabaco: la mayoría de estos por consumo de cigarro. De acuerdo a la misma OMS, anualmente 8 millones de personas pierden la vida por complicaciones de salud directamente relacionadas a fumar.

“Se ha expuesto que el daño de la nicotina es sistémico; es decir, que no afecta únicamente la vía respiratoria, también hay problemas circulatorios, problemas cardiovasculares, endocrinológicos e inmunológicos”, explicó el doctor Abraham Sandoval del Programa de Investigación y Prevención del Tabaquismo.

Las consecuencias a la salud de los consumidores de cigarros son amplias, desde distintos tipos de cáncer (principalmente de pulmón), hasta numerosas enfermedades respiratorias, tuberculosis, diabetes tipo II o demencia.

La nicotina es la principal razón por la cual los fumadores a pesar de saber los daños que provoca el cigarro, continúan con su consumo, el cual potencialmente puede convertirse en una adicción.

Esta sustancia es la encargada de liberar químicos en el cerebro que convierten el hábito en algo placentero o relajante: así es como el cigarro se inserta en la rutina de las personas, causando mucho daño.

“Cada vez que se fuma un cigarrillo, se secretan estos neurotransmisores y existe ese placer, pero es un círculo vicioso. Una vez que terminan estos neurotransmisores, necesitamos nuevamente de la administración de nicotina para la liberación de neurotransmisores y el placer. Es por eso que es una adicción”, agregó el doctor Abraham Sandoval.

Hasta antes de la aparición del Sars-CoV-2 en 2019, los expertos señalaban el tabaquismo como la pandemia del siglo XXI. Las afectaciones a la salud, no solo las resienten los consumidores de cigarro, el humo que se expulsa, convierte a las personas que comparten espacio con el fumador en fumadores pasivos.

Significa que aún sin fumar, estas personas son expuestas a los mismos daños y enfermedades que los fumadores activos.

“Tienen consecuencias por aquello que se llama humo de segunda mano. De estos 16 millones de usuarios que hay en México, 2 millones nunca ha probado un cigarro y aun así tienen consecuencias”, dijo la doctora y directora Evalinda Barrón de la Comisión Nacional Contra Adicciones.

Por: TVUNAM