El Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBiS), centro mixto del CSIC, ha llevado a cabo un estudio que abre nuevas vías para la curación de la infección por VIH en colaboración con el Ragon Institute of Massachusetts General Hospital, MIT and Harvard (EE UU).

Los investigadores han analizado a un grupo excepcional de personas cuyo organismo es capaz de controlar el virus, es decir, que no se detecta su presencia en sangre, sin la necesidad de tomar tratamiento antirretroviral o ART.

Los denominados controladores de élite del VIH (EC) se pueden dividir a su vez en dos subgrupos: aquellos que llegan a un punto en el que pierden el control de la carga viral y los que, por el contrario, mantienen el control de manera indefinida.

Gracias a las técnicas ultrasensibles de caracterización del virus, que permiten estudiar el reservorio viral o escondite en el que el VIH permanece latente en el genoma de la célula, el equipo ha descubierto que aquellos que pierden el control, pese a tener poca cantidad de virus enteros o completos, los tienen integrados en zonas del genoma de la célula accesibles a la maquinaria celular.

“Esto puede provocar la producción de nuevos virus que podrían ser detectados en sangre”, apunta Ezequiel Ruiz-Mateos, autor principal de este estudio e investigador responsable de Grupo Inmunovirología del IBiS. El trabajo se publica en The Journal of Clinical Investigation.

Virus sin capacidad de replicarse

Sin embargo, en quienes mantienen de forma indefinida el control del virus se detectaron niveles significativamente menores de virus completos. En la mayoría de esos sujetos, el 70 %, no se detectaron estos en las células analizadas, lo que significa que no tenían un virus con capacidad infectiva.

“Estos controladores persistentes tenían virus completos integrados en zonas del genoma de la célula denominados desiertos génicos, zonas de latencia profunda en las que estos nunca podrían producir nuevos virus infectivos”, explica Carmen Gasca-Capote, también investigadora del IBiS y primera autora del estudio.

Los nuevos hallazgos sugieren que algunos de los controladores persistentes podrían estar curados del VIH, ya que no se encuentran virus completos o si se detectan están en niveles muy bajos y no tienen capacidad de replicarse.

“Esta investigación abre las puertas a estudiar en mayor detalle los mecanismos responsables de arrinconar al virus en este callejón sin salida. El objetivo es encontrar dianas sobre las que desarrollar inmunoterapias para conseguir que la inmensa mayoría de personas con VIH logren controlar el virus como lo hacen los controladores persistentes y, por tanto, llegar a la cura de la infección”, indica Ruiz-Mateos.